Las ‘hijas’ de la Xirgu toman el Palau Robert

Cuando la actriz Margarida Xirgu fundó en 1910 su propia compañía pasó a convertirse en empresaria. Antes ya había roto moldes como primera actriz del Teatre Íntim de Adrià Gual. Desde entonces Xirgu, no solo por sus papeles trágicos, simbolizó el nuevo rol protagonista que alcanzó la mujer en la escena teatral desde principios del siglo XX.

Tras ella, década a década, una estela de mujeres tomaron las riendas de montajes, compañías, salas de teatro o series de televisión. A todas ellas, desde la reina del Paralelo Elena Jordi, a Assumpció Balaguer, pasando por Monserrat Carulla, Rosa Maria Sardà, Vicky Peña o Núria Espert, se les rinde tributo en una exposición en el Palau Robert. La muestra, Actrius catalanes del segle XX, está organizada por la Generalitat junto al Institut del Teatre y fue inaugurada ayer por el consejero de Cultura en funciones, Ferran Mascarell.

La exposición se aproxima a las grandes damas del teatro catalán a través de fotografías, críticas, carteles, fragmentos de películas y reflexiones sobre la profesión realizadas por las propias protagonistas. “Es la sensación de que sirvo para algo, de que a través de esta entelequia que es el teatro o una película estoy devolviendo imágenes del ser humano”, opina por ejemplo Vicky Peña.

 “Las mujeres representan mejor que los hombres el siglo XX, en el sentido de renovación y modernidad”, explicaron los comisarios de la muestra, Joaquim Noguero y Joan Casas. Ambos añadieron que después de superar la condición de maniquí o atractivo de cartel, las intérpretes pasaron a ser de estrellas a productoras, de directoras a empresarias, copando todos los papeles posibles en el sector.

En total aparecen en la exposición entre 150 y 200 actrices como Mary Santpere, Matilde Almendros, Anna Lizaran y Rosa Novell en un recorrido que se inicia ya en el vestíbulo del Palau Robert. El espacio se ha transformado para la ocasión en un camerino ideado por Laura Clos con cinco tocadores rodeados por textos, ropa y objetos. Estos no son de nadie en concreto porque simbolizan el calidoscopio de la profesión: “No existe una forma mejor que otra de ser actriz, más allá de la pasión por el oficio”, desgrana como lema la exposición.

En este sentido, los comisarios han echado mano de E.R, texto sobre la vocación teatral escrito por Josep Maria Benet i Jornet que el realizador Ventura Pons llevó a la gran pantalla con la película Actrius (1997). El filme se proyecta mientras en una sala contigua se recogen decenas de opiniones de actrices. “El teatro me coloca, termino con ganas de bailar, de moverme...”, afirma Assumpció Balaguer. “Pese a las tecnologías, ver gente de carne y hueso en directo continúa seduciendo, y lo hará por los siglos de los siglos”, expresa Lloll Bertran. “Para mí, el actor es la persona que puede ser lo que no es en la vida, pero no en forma de terapia, sino de juego”, añade Anna Lizaran.

La muestra, que puede visitarse hasta el 27 de marzo, resume en diez imágenes el siglo XX femenino teatral. En una de ellas aparecen actrices haciendo punto para solidarizase durante la Guerra Civil con la causa republicana. “No hemos resumido la exposición de manera histórica porque aún no tenemos una enciclopedia del teatro catalán. Hay una investigación por hacer y nosotros lanzamos pinceladas”, narró Noguero.

En paralelo, Actrius del segle XX también recoge los personajes más icónicos que han interpretado las actrices catalanas. Desde la tensión sexual existente en las grandes protagonistas de Àngel Guimerà, al grito de las mujeres de Federico García Lorca, pasando por la ironía que traspúan las Doña Inés encarnadas por Lloll Bertran o Mary Santpere dentro del Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Un mosaico en el que “el teatro catalán no sería el mismo sin un siglo XX protagonizado por mujeres con voz de mujer”, concluye la exposición.