Ciutadans encabeza la oposición al independentismo a costa del PP
El partido de Rivera logra con Inés Arrimadas 25 escaños y casi triplica su dato de 2012
Ciutadans se ha convertido en la segunda fuerza más votada en Cataluña, casi triplicando sus registros de 2012, cuando logró nueve diputados, y colocándose por delante de PP, PSOE y Podemos por primera vez en sus diez años de existencia. Sin embargo, con el 96,65% escrutado, el gran resultado logrado por Inés Arrimadas, de 25 escaños, combinado con el del resto de fuerzas, parecía descartar la posibilidad de formar una mayoría alternativa al independentismo. A solo tres meses de las próximas elecciones generales, la formación emergente refleja su capacidad para atraer a una parte importante del electorado potencial del PP y refrenda en las urnas las decisiones estratégicas de Albert Rivera, que este verano decidió no optar a la Generalitat y competir por La Moncloa.
“Analizamos el resultado como un gran éxito”, dijo José Manuel Villegas, vicesecretario general del partido y jefe de gabinete de Rivera. “Sabíamos que el panorama iba a ser complejo tras las elecciones. Tocará sentarse, hablar e intentar formar Gobierno, aunque parece difícil lograr mayorías parlamentarias. A ver si CIU y ERC [los dos partidos que integran Junts pel Sí] son capaces de formarlo”.
La formación emergente trabajó durante la campaña para que los electores la percibieran como una opción de centro capaz de convencer a votantes de PP, a los que atrajo con un mensaje firme en contra del independentismo, y a los del PSC, a los que ofreció políticas sociales y de reactivación económica. La multiplicación de los resultados de 2012 reforzó ayer su posición como único partido con capacidad para pactar a ambos lados del arco político y debería impulsar, según miembros de la Ejecutiva, sus opciones en las generales de fin de año.
“Las elecciones catalanas y las generales son dos partes de lo mismo. Esto va a influir con toda seguridad porque Cataluña es el lugar de España en el que se vive con más claridad la necesidad de regeneración”, valoró Juan Carlos Girauta, eurodiputado, número uno del partido por Barcelona de cara a la cita electoral de fin de año y miembro de la Ejecutiva. “Nunca hemos jugado a la ambigüedad ni cedido en nuestras convicciones para pactar con Convergència o ERC. El discurso ha sido igual en todas partes y ha tenido premio”.
Ciutadans afrontó la cita del 27-S sin tener ni una sola alcaldía en toda Cataluña. Con una candidata, Inés Arrimadas, nacida fuera de una comunidad en la que no le conocía el 70% del electorado, según el CIS. Sin su rostro más reconocible, Rivera, como cabeza de cartel. Y con una implantación superficial en las provincias de Girona y Tarragona, donde no había llegado a los 9.000 votos en las elecciones municipales del 24 de mayo. Sin embargo, el tirón de la marca y la insistencia en hacer campaña en el cinturón rojo de Barcelona, donde más aumentó la participación, le permitieron doblar o casi triplicar ayer (siempre según el 63,7% escrutado) los escaños que obtuvo en 2012, y sumar representantes en las cuatro provincias catalanas por primera vez en su historia.
Expansión sin precedentes
Ese balance completa la metamorfosis de un partido que solo decidió su salto a la política nacional a finales de 2014. El resultado electoral de ayer completa unos registros impensables para una formación que despidió el año pasado enfrascada en el debate sobre si debía fusionarse o no con UPyD, con tan solo dos eurodiputados, nueve diputados autonómicos (todos en Cataluña) y un puñado de concejales. Hoy, tras un proceso de expansión sin precedentes en la historia política de España, Ciudadanos tiene representación en 12 Parlamentos autonómicos, suma más de 1.500 concejales y, según todas las encuestas, luchará con Podemos por convertirse en el tercer partido con más diputados en el Congreso tras las generales de fin de año.
Aunque el equipo de Albert Rivera lleva ya diez años trabajando, todo eso ha ocurrido en menos de doce meses. Dirigentes del partido confían ahora en que las elecciones catalanas supongan el punto de inflexión que transforme a Ciudadanos de socio preferente del PP y el PSOE para los pactos en una opción ganadora. Tras el 27-S, la lucha por La Moncloa.
Arrimadas: “Solo hay una opción: nuevas elecciones”
“¡Presidenta! ¡Presidenta!”, gritan cientos de personas mientras Inés Arrimadas entra junto a Albert Rivera en el salón donde Ciutadans celebra que ha sumado 25 diputados en las elecciones catalanas. Antes de que la candidata pida nuevas elecciones (“Solo hay esa opción”), la habitación se llena de un ruido ensordecedor que apenas permite escuchar a la gran triunfadora de la noche, jerezana de 34 años. “¡Ciudadana Cataluña!”, se unen a coro los seguidores animados por los políticos, toda la Ejecutiva del partido junta en el estrado, con las manos entrelazadas tras el éxito en las urnas. “Mejor unidos”, brama el gentío. El triunfo es electoral, pero parece futbolístico.
“Artur Mas convocó estas elecciones porque decía que la mayoría de los catalanes estaban con él. Hoy se ha demostrado que la mayoría de los catalanes le hemos dado la espalda”, dice Arrimadas, a la que apenas dejan hablar, tapada por gritos de “tres porciento”. “Lo único que puede hacer Mas”, sigue la candidata de Ciutadans, “es dimitir”. “Con estos resultado solo hay una opción: unas nuevas elecciones en las que nos presentemos como partidos, con nuestros programas”, añade mezclando el catalán y el castellano. “Representaremos, también, a los que han votado independentista. Trabajaremos para todos, porque queremos solucionar los problemas de todos”.
Antes, durante y después, la fiesta naranja. “¡No se puede¡ ¡No se puede!”, gritan los seguidores de Ciutadans mientras Artur Mas aparece en las televisiones. En el hotel Barceló Sants, celebraciones, brindis, cánticos y aplausos para cada escaño sumado por Ciutadans. Según avanza la noche, sube el volumen de una fiesta que ha unido a los afiliados que se unieron a la aventura en su nacimiento, cuando la formación debutó con tres diputados en el Parlament (2006), y a los que se incorporan ahora, a rebufo de un éxito electoral con el que Arrimadas casi triplica el resultado de 2012 (25 diputados por los nueve de entonces). Un cántico une a los asistentes: “Visca España y visca Catalunya”. Otro acaba por dominar todas las gargantas: “Yo soy español, yo soy español”. Es el gran éxito de una noche vivida como si fuera una final de la Champions, de transistor en transistor, con los oídos pendientes de la radio y los ojos de las teles.
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