Pasen, por favor

Aunque parezca que podemos movernos libremente por la ciudad, son escasos los lugares a los que podemos acceder: calles, plazas, bares o locales comerciales. En realidad, buena parte de la urbe es terra incognitapara el ciudadano de pie. Pero este fin de semana podremos adentrarnos un poco más en espacios vedados gracias al festival Open House que, de forma gratuita, abrirá de par en par las puertas de más de un centenar de edificios que estamos acostumbrados a ver por fuera pero no tanto por dentro.

“Cuando de verdad comprendemos las cosas y su porqué es cuando empezamos a quererlas”, explica Pati Núñez, codirectora del festival junto a Paloma Gómez Marín. “Ese edificio de delante de casa en el que apenas nos fijamos quizá fue innovador en su momento, quizá propuso zonas comunitarias para los vecinos y se retiró un poco de la calzada para permitir que las aceras y el espacio público fueran mayores. Hay que ser conscientes de por qué nuestro entorno tiene la forma que tiene, por qué una fachada está hecha con un material y no con otro, por qué el bordillo es así, saber apreciar el retranqueo de un balcón”.

Por ejemplo: es bien conocida la fachada del Banco de España, pero no tantos han explorado sus entretelas: 100.000 metros cuadrados con intervenciones de Rafael Moneo o Mansilla+Tuñón y una nutrida colección de arte. Pocos se han subido a un ático de la Torre de Madrid, en Plaza de España, o a las Cuatro Torres Business Area que recortan el skyline al norte de la capital. No tantos saben que en la gigantesca caja escénica que alberga el Teatro Real cabría el edificio de Telefónica. Y menos aún frecuentan los cuatro pabellones de la Residencia de Estudiantes. En Madrid hay mucha arquitectura que conocer de cerca y esta es la oportunidad: centros culturales como La Casa Encendida, la Casa Árabe, el Real Conservatorio Superior de Música o el museo Thyssen. Hoteles como el Palace o el Puerta de América. Palacios como el de Liria o el de Linares y hasta la plaza de toros de Las Ventas.

Open House no es un invento madrileño. Aunque esta es su primera edición en el foro, lleva en Barcelona desde 2010 y se creó hace más de 20 años en Londres. Desde entonces se ha extendido por más de 30 ciudades del mundo, desde Nueva York hasta Jerusalén, desde Buenos Aires a Helsinki, de manera horizontal: gente que visitaba la convocatoria londinense (que ahora abre hasta 850 edificios y recibe medio millón de visitantes) replicaba el modelo en su ciudad.

La idea original fue de la británica Victoria Thornton: en 1992 llamó a las puertas de los edificios oficiales de Londres para preguntar si le dejaban meter allí a miles de personas sin darles un centavo a cambio. Acabaron por aceptar. “Es una idea local que se volvió global”, dice. Thornton participó en la presentación de la edición madrileña hace unos días en la Fundación Giner de los Ríos (otro edificio a visitar, remodelado por el estudio Amid.cero 9): “Soy feliz cuando camino por dentro de un edificio que me toca el corazón, por eso creé Open House: para que la gente se sienta así”, dijo. Thornton concibe el evento como un diálogo entre la ciudad y los ciudadanos, “48 horas para discutir la ciudad entre todos”. Por eso es gratuito y sin ánimo de lucro. Algo que surge de abajo hacia arriba y que tiene amplia base popular: en Madrid serán 400 los voluntarios que colaborarán. Además, los visitantes podrán participar en un concurso de fotografía en Instagram.

Los edificios que se visitan no son solo icónicos, pueden ser grandes o pequeños, modernos o antiguos, lo que importa es el diseño. “También los lugares donde trabajamos o estudiamos o vamos a la consulta del médico”, dice Thornton, “así se genera en la gente cierta implicación con la ciudad en la que vive”.

Por ejemplo, el gimnasio del Colegio Maravillas, en Chamartín, un espacio luminoso y escalonado ideado por Alejandro de la Sota, o la tienda de Zara en Serrano 23, un edificio de principios del XX con fachada protegida y remodelado para la marca gallega por Elsa Urquijo Architects.

El mundo empresarial está representado mediante sedes de empresas como Aguirre Newman, en un antiguo almacén de Tabacalera en Arganzuela reformado por Allende Arquitectos; También figura el edificio Coca-Cola, una construcción de bajo impacto ambiental proyectada por De la Puerta + Asensio en Barajas; o el complejo Garrigues, un campus de tres edificios remodelado por Rafael de la Hoz.

Además existe una nutrida ruta por estudios de arquitectura e interiorismo para tratar de acercar la actividad de estos profesionales al público y conseguir romper la endogamia que abunda en el sector. La Universidad Camilo José Cela contribuye al programa organizando rutas al aire libre por lugares como el Parque del Capricho, Madrid Río o la zona periférica de Usera.

Este último es un paseo de especial interés, afirma la codirectora de Open House, Paloma Gómez: “Los barrios periféricos son unos grandes desconocidos para muchos”. Otros edificios de interés diseminados por los distritos son el Centro de Estudios Hidrográficos, una de las obras más características de Miguel Fisac, o el Instituto de las Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, un proyecto en Ciudad Lineal de los arquitectos Barbero y Echegaray. Como curiosidad el Museo del Reloj de Grassy, en el número 1 de Gran Vía, muestra de la arquitectura ecléctica madrileña de principios del XX.

Pero quizás lo que resulta más peculiar es entrar en casas privadas. Entre las actividades que propone el festival está las visitas a Casas AD: una selección de 10 viviendas realizada por la edición española de la revista de arquitectura Architectural Digest. Entre ellas se encuentran la Casa Moneo Brock, Casa Huarte, Casa Hemeroscopium o La Cueva, ese “Rascainfiernos”, que el arquitecto Fernando Higueras excavó en la tierra en vez de alzar hacia el cielo. El cielo de Madrid, claro.

Open House Madrid, 26 y 27 de septiembre. Información y reservas: openhousemadrid.org