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ROCK DMA’s
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sydney-Manchester en un parpadeo

Los australianos anglófinos tienen actitud y alguna gran canción. Pero poco repertorio: despacharon su estreno madrileño en menos de 40 minutos

Cuentan que Noel Gallagher, siempre tan afable y diplomático, prometió abuchear desde primera fila a los chicos de DMA’s cuando le reportaron el alumbramiento en Australia de estos evidentes hijos bastardos suyos. No debería sulfurarse tanto el iracundo exguitarrista de Oasis: es verdad que Tommy O’Dell canta con el mismo deje chuleta de Liam, pero sin esa cazalla que al denostado hermanísimo se le empezó a acumular en las cuerdas vocales al segundo telediario. El correoso trío de las antípodas, que para el directo se erige en sexteto, demostró en la Siroco este jueves cómo cubrir el trayecto Sydney-Manchester en un parpadeo. Puede que su carácter expeditivo llegue, en cambio, demasiado lejos en otros detalles: ventilar su debut madrileño en 37 minutos, ocho canciones sin bises, deparó no pocos gestos de estupor en la pista.

Durante el ratito que pudimos escucharlos, DMA’s refrendan su fama como otra buena banda de britpop que no ha olido el Mar del Norte. Además de Oasis, otros mancunianos de lujo que pueden barruntarse en su santoral son Happy Mondays o incluso, en Your Low, aquel Morrissey instantáneo de First of the Gang to Die. Y así hasta llegar a la indiscutible joya del efímero repertorio, Delete, una pieza rica y laberíntica que empieza como balada acústica y desemboca en himno de brazos al aire.

Los australianos también dan el pego en el capítulo de la actitud, con viseras de pandilleros, camisetas Adidas de cuando Messi aún no era ni un cigoto y esos gestos de futboleros enfurruñados que regresan a casa con las espinillas amoratadas y una manta de goles en la conciencia. Pero un estilismo simpático y un par de grandes canciones no son renta suficiente para lanzar, por ahora, las campanas al vuelo. De DMA’s queremos más. En todos los sentidos. Y no solo por hacer el jueguecito de palabras.

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