El edificio de Tetuán se derrumbó por “fatiga de los materiales”
Los técnicos del Ayuntamiento han confirmado que una parte del edilicio será habitables de nuevo una vez finalizada la obra
El edificio que se derrumbó el pasado martes en el distrito de Tetuán sufría “fatiga de los materiales”, en especial tras la eliminación hace 57 años de un pilar que sostenía parte de la fachada de la calle de Bravo Murillo. Así lo ha revelado el informe redactado por el Servicio de Conservación y Edificación Deficiente del Ayuntamiento. El documento, que reconoce que no se ha podido inspeccionar a fondo la estructura por el colapso del inmueble, afirma que con el paso del tiempo el material cerámico de que estaba compuesto el armazón del edificio perdió su capacidad para evitar el colapso.
El derrumbe del edificio con portales en el número 338 de la calle de Bravo Murillo y en el 1 de Amalia se produjo a las 21.11 del pasado martes, cuando se cayó parte de la fachada del local comercial y de la primera planta. Los 43 residentes habían sido desalojados antes por la Policía Municipal y los bomberos. Estos intentaban apuntalar la parte baja cuando se produjo el colapso.
El informe municipal recoge que el inmueble fue construido en la primera mitad del siglo pasado sobre una planta rectangular y esquina achaflanada. “Inicialmente constaba de cuatro plantas, a razón de baja más tres. En 1958 se elevó bajo licencia de obras una planta más”, recoge el informe. Ahora constaba de dos locales comerciales y 11 viviendas.
El sistema utilizado para construirlo es una estructura de muros de carga de ladrillos macizos hasta la segunda planta y huecos en la tercera y la cuarta. Los forjados son de hormigón con bovedillas de ladrillo. El proyecto original ha sufrido diversas modificaciones en su historia. En 1985, el Ayuntamiento permitió la sustitución de un muro de carga en la primera planta por un pórtico metálico. Anteriormente había sido de ladrillo, según el informe.
La reforma más importante a efectos del derrumbe del pasado martes se produjo en 1958, también con la correspondiente licencia de obras. Fue demolido un machón (pilar de fábrica) de la planta baja “para ampliar el escaparate del local”. “De este modo, las dos mochetas [los vanos] contiguas quedaron sobrecargadas desde entonces a través de una viga de gran luz por las cargas derivadas del hueco del escaparate abierto”, afirma el documento municipal. Fue precisamente el jefe de guardia de los bomberos del Ayuntamiento de Madrid, Roberto Moreira, el que vio las grietas en esa mocheta.
El siniestro se produjo con dos derrumbes consecutivos, en un intervalo breve de tiempo. Ocurrió en la fachada de Bravo Murillo y afectó a las dependencias delanteras de las viviendas de las letras A y B. Tras el primer hundimiento, los técnicos de Conservación y Edificación Deficiente observaron que la viga dintel del escaparate había cedido y “se encontraba sin el apoyo de su derecha ostensiblemente desnivelada”, y fuera del muro y del forjado que la sustentaba. En la vertical de dicho hueco se había abierto una grieta horizontal en los entrepaños de la primera planta.
El segundo derrumbe se produjo una media hora después, con el hundimiento del forjado de la primera planta de la calle de Bravo Murillo. “A raíz de este derrumbe, la tabiquería de la crujía en planta primera quedó colgada sin apoyo alguno y se pudo apreciar la formación de una grieta parabólica de traza muy horizontal a nivel de la segunda planta”, describe el informe.
El informe concluye que la sucesión de agrietamientos y derrumbes se produjo al colapsar “por la fatiga de su material cerámico” la mocheta derecha. Todo ello estuvo precedido “por la manifestación de agrietamientos que dieron la señal de alarma y motivaron la presencia del servicio de bomberos a requerimiento de los moradores de la finca”.
“La fatiga del material se produce al estar sometida la fábrica cerámica de la mocheta colapsada a un incremento de cargas durante casi sesenta años de forma continua y a raíz de la reforma efectuada en 1958. Con el paso del tiempo, el material cerámico va perdiendo su capacidad mecánica hasta sobrevenir el colapso”, concluye el informe. Todo ello motivó que la mocheta del muro de fachada se abombara horas antes del colapso y reventara. “No se aprecian síntomas similares de tanta gravedad en ninguna otra mocheta de los entrepaños de la planta baja del edificio”, remata el documento municipal.
El Ayuntamiento inició la demolición controlada esa misma noche. Los técnicos están pendientes de ver cómo concluye la retirada de las partes dañadas para ver si el inmueble puede ser realojado y reconstruida la zona derrumbada.
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