No hay cordón sanitario
El pacto de Lleida refuerza el perfil centrista que busca Ciutadans
Si hubo un cordón sanitario invisible dirigido al entorno de Ciutadans por parte de los partidos catalanistas, se ha roto esta semana en Lleida. La realidad estricta es que, antes de las elecciones municipales de este año, cualquier tipo de pacto, acuerdo o colaboración entre Ciutadans y los partidos catalanistas era imposible, porque Ciutadans sencillamente no existía como fuerza municipal. No tenía concejales, no había nada que pactar con nadie. Pero, además, no había acuerdos porque no los querían. Es lo que todavía pasa en el único ámbito en qué Ciutadans es presente desde hace años, el Parlament de Cataluña. Allí se expresa un rechazo recíproco, simétrico. De los partidos catalanistas, Ciutadans no quería, ni quiere, nada más que la rendición, la renuncia a sus posiciones. Que es lo mismo que los catalanistas querrían de Ciutadans respecto de su españolismo (y que no quieren porque saben que es imposible).
Por eso mismo tiene una cierta relevancia el pacto de Lleida. El acuerdo cerrado con Ciutadans por el alcalde Àngel Ros, que es también el presidente del PSC, tiene la virtud de normalizar las relaciones entre ambas fuerzas. Romper el hielo. Establecer el precedente. Es una novedad, pero a pesar de esto no puede constituir una sorpresa para nadie, porque llega después de que Ciutadans se convirtiera en el apoyo parlamentario de la principal institución que el PSOE gobierna en España, la Junta de Andalucía. Y se produce, también, inmediatamente después de que Ciutadans compensara su posición proPSOE en Andalucía con una decisión proPP en la Assemblea de Madrid. Una cuestión de equilibrios. Un gesto del mismo tipo en Cataluña encaja bien.
A Ciutadans le quedan todavía unos cuantos gestos para acreditar la equidistancia política que le otorgará lo que busca, el título de partido centrista por excelencia. Irán viniendo con la misma fatalidad con que ha llegado el acuerdo de Lleida, donde la aritmética obligará a acuerdos muy variados. En la capital del Segrià, el alcalde Ros ha cerrado con Ciutadans un pacto que, entre otras cosas, asegura que la Paeria no se adherirá a la Associació de Municipis per la Independència y aplicará la legislación lingüística vigente. La regidora local del partido de Albert Rivera lo ha presentado como un gran triunfo, cosa sólo comprensible si se tiene en cuenta que, para Ciutadans, el PSC ha sido hasta ahora un partido acomplejado ante los catalanistas. Pero para el PSC, que ni es independentista ni se considera acomplejado, es en realidad un acuerdo gratis. La competencia que hasta ahora se hacía manteniendo las distancias a partir de ahora se hará yendo del brazo a ratos.
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