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El independentismo se desinfla en Cataluña tres meses antes del 27-S

El 58,1% votará en septiembre pensando en la crisis, según el CEO, y el 21,1% lo hará teniendo en cuenta la relación con el resto de España

Miquel Noguer

El intento del soberanismo catalán para convertir las elecciones del 27 de septiembre en un plebiscito sobre la independencia se le está volviendo en contra a menos de tres meses para los comicios. Solo un 21% de los catalanes admite que votará en clave territorial en esas elecciones frente a un 60% que utilizará las urnas para juzgar la actuación de los partidos ante la crisis. Además, en plena remodelación del tablero político catalán, los contrarios a la salida de Cataluña de España aumentan tres puntos y ya son el 50% frente al 42,9% de independentistas, según un sondeo de la Generalitat.

La movilización de la izquierda alternativa y la incapacidad de las fuerzas soberanistas para presentar una oferta electoral conjunta, al menos hasta ahora, están pasando factura al independentismo. De esta forma, si los catalanes tuvieran que responder ahora a la pregunta de si quieren un Estado independiente se impondría el no por más de siete puntos de diferencia. En la encuesta de marzo la diferencia era de menos de cuatro puntos.

No obstante, cuando se pregunta qué modelo prefieren los encuestados para Cataluña, la fórmula del Estado independiente sigue siendo la favorita. La reclaman el 37,6%, frente a un 29% de autonomistas y un 24% de partidarios de un estado federal. Según el director del CEO, Jordi Argeleguet, el aumento en dos puntos de los partidarios del ‘no‘ no es muy significativo en términos estadísticos, “si bien no se puede obviar”, y aseguró que el crecimiento de los favorables a que Cataluña permanezca dentro de España “se produce al absorber voto de los indecisos”.

 El sondeo del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat hecho público ayer debe contextualizarse más que nunca. Las encuestas, un total de 2.000, se realizaron entre el 2 y el 24 de junio. El trabajo de campo comenzó tras las elecciones municipales, que en Cataluña estuvieron marcadas por la victoria de la izquierda alternativa en la ciudad de Barcelona.

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Durante la elaboración de la encuesta, la federación CiU entró en barrena hasta llegar a desintegrarse el pasado 16 de junio. Por todos estos acontecimientos, la encuesta es poco fiable en lo que a intención de voto se refiere, según admiten sus responsables, aunque sí dibuja importantes movimientos de fondo.

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Los catalanes no parecen compartir la idea del presidente de la Generalitat de convertir las elecciones del 27-S en un plebiscito sobre la independencia. El 58,1% decidirá su voto en función de las respuestas de cada partido a la crisis, mientras que el 21,1% lo harán pensando en la relación entre Cataluña y España. El 14,6% tendrán en cuenta ambos factores.

La preeminencia de la preocupación por la crisis sobre la cuestión territorial también se observa en las inquietudes de los catalanes. Los principales problemas son, por este orden, el paro, la insatisfacción con la política y el funcionamiento de la economía. Las “relaciones Cataluña-España” son la cuarta preocupación.

Los indicadores que miden el descontento político y social se mantienen en cotas máximas, si bien se observa una mejora de la percepción que los ciudadanos tienen sobre la economía. Por primera vez desde 2011 son mayoría (38%) los que creen que la economía mejorará el año que viene. Lo mismo pasa con la situación política: el 41% cree que mejorará. Eso sí, el 74% sigue estando poco o nada satisfecho con el funcionamiento de la democracia.

Esta situación de descontento es lo que está obligando a las fuerzas soberanistas a poner énfasis en el discurso social. Desde su ruptura con Unió, Convergència está intentando dejar atrás su imagen vinculada a los recortes sociales para posicionarse en la órbita socialdemócrata. Su discurso es que la independencia permitiría mejorar los servicios sociales. Lo mismo hace Esquerra Republicana, que ve cómo parte de sus votantes se han pasado a la CUP tras los reiterados pactos de los republicanos con CiU.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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