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Los otros concejales

Al menos 6 regidores representarán al 15% de la población de origen extranjero, un millón de habitantes

Wilder Palacio, cabeza de lista de Canviem Salt, es ahora concejal.
Wilder Palacio, cabeza de lista de Canviem Salt, es ahora concejal. Pere Duran

Son pocos, pero representan a muchos. Al menos seis concejales, en diferentes municipios catalanes, serán los representantes del 15% de la población de origen extranjero, algo más de un millón de habitantes. El 24-M será recordado como el día en que un mayor número de personas nacidas fuera de España obtuvieron representación en los ayuntamientos catalanes. Aunque esto ha despertado el entusiasmo de la comunidad inmigrada, es abrumador el contraste con la representatividad que tiene el otro 85% de la población, que cuenta con 9.137 ediles.

“Lo que ha ocurrido invita a un cambio de mentalidad. Comentarios como ¿Por qué tiene que venir a gobernarnos alguien de fuera?, he escuchado tras las elecciones. El debate de la inmigración ha pasado a un segundo plano, esta vez, se trata de una cuestión de gestión”, explica Wilder Palacio, estudiante de psicología, que tenía 13 años cuando llegó de Colombia. Ahora es concejal de Salt (Gironès), donde hizo campaña como cabeza de lista de Canviem Salt, con la misión de que los 1.000 pisos vacíos de la ciudad gerundense, sean destinados a vivienda de interés social. “El 85% de los desahucios aquí han afectado a inmigrantes”, añade Palacio.

Dimitri Cevallos nació en Ecuador hace 35 años, y pronto ocupará una silla de concejal (Procés Constituent) en Sant Cugat del Vallès (Vallès Occidental), un tradicional feudo nacionalista. En Badalona, el laboratorio electoral del PP, una mujer musulmana, Fátima Taleb (Guanyem Badalona), se ha impuesto al discurso de la intolerancia. En Calafell, enclave turístico de la costa tarraconense, el argentino Adrià Seras (PSC). En Cabrils, el segundo municipio con la renta per cápita más alta de Cataluña, el alemán Peter Oberle repite legislatura como edil (PSC). En Barcelona, epicentro del cambio político, el argentino Gerardo Pisarello (BComú), será con toda probabilidad el segundo al mando de la capital catalana.

“Este es un proceso de normalización necesario para que los partidos políticos puedan reducir el espacio para la xenofobia. Si los inmigrantes permanecen separados del resto de la sociedad, como ha ocurrido en los ámbitos de poder, la ciudadanía terminará por creer que son diferentes”, señala Ricard Zapata, profesor de Ciencia Política de la Universidad Pompeu Fabra y director del único Máster en Gestión de la Inmigración en España.

“Cuando recibí la propuesta de formar parte de la candidatura, exigí por mi propia dignidad, tener una posición relevante en la lista. Ya estamos preparados para dejar de ser un elemento folclórico de campaña”, manifestó Cevallos, que lleva en el paro dos años, con dos hijos y una esposa nacida en el distrito barcelonés de Nou Barris. “Uno de mis objetivos para Sant Cugat será potenciar la identidad vecinal, por encima de las particularidades personales”, añadió.

Pisarello cree que ha habido más personas nacidas en otros países, que ahora forman parte de los gobiernos locales, “porque es la expresión de un momento democratizador en el que las fuerzas políticas derrotadas han visto cómo entraban en la política personas que no estaban invitadas a la fiesta”. El dirigente socialista Josep Maria Sala, que durante 30 años ha trabajado para integrar en su partido a los nouvinguts, recuerda que “nunca fue una tarea fácil”. “Los parlamentarios elegidos en los primeros comicios del período democrático, pronunciaban sus discursos en castellano, y vieron cómo los diputados nacidos en Cataluña se retiraban en señal de protesta”. Sala explica que en 2011 el PSC tenía en sus listas a 25 candidatos procedentes de otras latitudes. En 2015 fueron 82.

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