El PP evita que Benidorm logre los beneficios de los municipios turísticos
El voto en el Congreso contra una modificación de la Ley de Haciendas Locales impide que la ciudad reciba ayudas por su población flotante
Aunque concentre la mitad del turismo de la Comunidad Valenciana y esté reconocido como paradigma turístico, Benidorm no es oficialmente un municipio turístico. El Partido Popular ha votado en comisión del Congreso de los Diputados este jueves contra la enmienda para modificar el articulado de la ley de Haciendas Locales, cambio que permitiría a la ciudad de los rascacielos cumplir con una reivindicación de más de 14 años y que acarrearía cuantiosos ingresos al Ayuntamiento para afrontar a una población flotante que dobla a la censada.
Nadie duda que Benidorm es un coloso del turismo, esta ciudad de 69.000 habitantes siempre aparece en los tres primeros puestos de pernoctaciones hoteleras junto a Madrid y Barcelona. La ciudad que presume de haber legalizado el bikini durante la dictadura franquista cumple con el principal requisito para ser considerado municipio turístico, tener una población de derecho de más de 20.000 habitantes. Sin embargo, de acuerdo con la ley aprobada por el PP en 2004, falla en el segundo supuesto, que establece que el número de viviendas de segunda residencia supere al de las viviendas principales.
Benidorm, a diferencia de la mayoría de municipios mediterráneos, no tiene un modelo turístico residencial sino hotelero. Y la ley no reconoce las cerca de 40.000 plazas hoteleras que alberga la ciudad y que de juntarse con el resto de alojamientos (cámpings, apartamentos turísticos, etc.) daría una idea de la presión poblacional que realmente sufre la ciudad.
La enmienda de los socialistas fue apoyada por todos los grupos, según fuentes municipales, salvo por los populares. De haber sido reconocida, la ciudad hubiera optado a recibir parte de la tarta de impuestos relacionados con los carburos, el tabaco y el alcohol, lo que le hubiera supuesto más de un millón de euros de ingresos y su inversión en servicios.
Benidorm tiene una población flotante de 150.000 personas. Y en verano, más de 400.000 almas acuden a disfrutar de sus noches y playas, pero sus servicios y prestaciones siguen siendo los de una ciudad de 69.000 habitantes.
Esto llega a ser un problema en cuanto a seguridad se refiere, por ejemplo: una ciudad con el número de censados benidormíes tendría suficiente con 100 agentes de la policía, pero en este caso son estos agentes los que han de mantener el orden en un lugar donde las noches estivales corre el alcohol. El ejemplo no es gratuito: cada verano los sindicatos policiales se confiesan incapaces de aplacar las múltiples peleas que se forman en la llamada zona guiri.
La ciudad genera riqueza que supone el 1% del Productor Interior Bruto español y el 10% del valenciano, según el Ayuntamiento. Dirigentes de la Organización Mundial del Turismo incluso la señalan como el paradigma de la desestacionalización, cualidad de la que pocas ciudades puedan presumir desde hace casi medio siglo. Al margen de los polémicos debates sobre la belleza de su urbanismo, está considerada una de las más sostenibles de España. Mantiene el mismo consumo de agua que en los años ochenta pese a la evolución social y tener masificadas sus playas en verano. Su modelo turístico, sociológicamente, está considerado un éxito.
Ciudades cercanas a Benidorm como Cullera, Sueca, Santa Pola, Xàbia o El Campello están reconocidas como municipios turísticos. Incluso Lepe, en Andalucía, disfruta del reconocimiento. “Es de una enorme tristeza”, resumió el alcalde socialista, Agustí Navarro, quien llamó a las fuerzas políticas de Benidorm a unir fuerzas, incluyendo al PP. Que “se planten ante sus dirigentes en Valencia y Madrid y les hagan ver la importancia de Benidorm”, sostiene el regidor.
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