Dalí y Velázquez: una obsesión
El Teatro Museo de Figueres homenajea la admiración del ampurdanés por el sevillano
Un busto de Velázquez y 11 óleos en los que Dalí reinterpreta sus obras integran la exposición temporal que bajo el título ¿Qué hay de nuevo? Velázquez homenajea la admiración casi obsesiva que el genio ampurdanés sentía por el artista sevillano. La Fundación Gala-Salvador Dalí presentó ayer la remodelación de la Sala de las Loggias, que ha permitido una actualización tanto a nivel arquitectónico como expositivo de los espacios, que forman parte del recorrido habitual del Teatro-Museo Dalí. Uno de los objetivos es poner en valor la obra tardía del pintor.
La Sala de las Loggias se ha dividido en tres espacios cada uno de ellos potenciado con un color distinto. Reúnen en total una veintena de obras “la mayoría de ellas muy poco conocidas por el público o prácticamente inéditas”, según ha explicado la directora del Centro de Estudios Dalinianos, Montse Aguer. Con la intervención arquitectónica y el cambio de colores, según ella, “se ha conseguido aumentar el espacio expositivo, mejorar la circulación, darle más luz y ennoblecer toda la parte final del teatro museo, que no fue diseñado por Dalí, pero si dio ciertas indicaciones”.
Uno de los objetivos de la muestra es poner en valor
La sala principal incorpora de forma temporal el diálogo creativo que Dalí mantiene con la obra de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660). Permite comprobar el interés de Dalí por su arte. Un interés por el maestro del barroco que no es nuevo: ya aparece en una revista escolar del artista figuerense en 1919 y esta fascinación persiste a lo largo del tiempo. En su casa de Portlligat, existe un retrato de Velázquez —que forma parte de una galería de personajes con bigotes— y, en una de las paredes del taller, una reproducción cuadriculada de Las Meninas era testimonio de su trabajo diario. Sobre todo a partir de los años 50 “le sirve a Dalí para hablar de realidad, ilusión de realidad, incluso su surrealismo, como plasmar de forma casi fotográfica las imágenes de lo irracional”, explica la directora del centro de estudios dalinianos.
Así, asegura el director del Teatro-Museo, Antoni Pitxot, el homenaje de Dalí a Velázquez era “permanente”. Esa sala recoge ahora, explica el director, “piezas que él pintó recordando y muchas veces intentando poner en práctica aquel milagro de pincelada que tenía Velázquez, aquel intento de recuperar, de contactar o de evocar la pincelada y la dicción de Velázquez”.
¿Qué hay de nuevo? Velázquez, título de la exposición, según ha explicado Pitxot, en recuerdo de la frase que Dalí pronunciaba siempre tras una de sus visitas a Madrid en las que solía visitar el Prado, consta de 11 pinturas creadas entre 1960 y 1982. Estas obras, que Dalí reinterpreta del pintor sevillano, la mayoría pertenecen a los fondos del Museo del Prado de Madrid: La infanta Margarita de Austria (circa 1665, hoy atribuida a Juan Bautista Martínez del Mazo), El bufón Calabacillas (1635-39), El bufón Don Sebastián de Morra (1643-49) y Las meninas o la familia de Felipe IV (1656). Dalí también se inspira en el óleo Cristo y el alma cristiana (1628-29), perteneciente a la colección de la National Gallery de Londres.
'Las Meninas' es la obra cumbre que persiguió a Dalí toda la vida
La influencia del artista sevillano se refuerza con Busto de Velázquez metamorfoseándose en tres personajes conversando, expuesto habitualmente en la Sala Palau del Vent. Dalí reintervino pintándolo, como detalla Pitxot: “Se pueden observar una serie de monjas arrodilladas haciendo gestos y todo responde a imágenes concretas”. Pero sobre todo hay una que “en la frente tiene pintadas Las Meninas, la gran obra que le persiguió toda la vida, la obra cumbre por la que Dalí estaba fascinado por el aire contenido”.
Otro de los espacios muestra obras de la década de los años 60-70, protagonizadas por aparatos estereoscópicos e ilusiones ópticas. En las paredes se exponen obras como La estructura del ADN (1975-76), Sardana pentagonal (1978- 79) y La armonía de las esferas (1979). El conjunto ejemplifica el interés del artista por todos los aspectos relacionados con la percepción visual y sus paradojas.
Finalmente, un tercer espacio, el conocido como la Torre de los Enigmas, se ha renovado pintándolo de un color más claro y se han mejorado las condiciones de acceso. Desde hoy se expone el diorama Babaouo de 1932, una de las obras del pintor relacionadas con el guion homónimo escrito por él.
A partir de este martes y después de cuatro meses, la Fundació Gala-Salvador Dalí reabre al público la Sala de las Loggias. Con la reapertura de este espacio finalizan las distintas reformas realizadas en la Torre Galatea durante los tres últimos años.
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