El juez acusa a una madre de intentar matar a su bebé a golpes
El pequeño, de 10 meses, fue ingresado en el hospital de Ourense con varias contusiones
A finales de marzo del año pasado, un niño de solo 10 meses ingresó con numerosos golpes en la cara, un hematoma en el tórax y problemas respiratorios, en la unidad de cuidados intensivos pediátrica del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). La madre del bebé y su novio acudieron a urgencias, nerviosos, porque el pequeño casi no reaccionaba a pesar de que el hombre había intentando estimularlo, según explicó, al sospechar que estaban ante un episodio de muerte súbita. Esas maniobras de estimulación, según su versión, eran el origen de las lesiones. Cuando los médicos estabilizaron las constantes vitales y tras practicar más pruebas descubrieron que, además, presentaba otras fracturas, algunas ya curadas, en la mandíbula, las piernas, las costillas e incluso una hemorragia subdural aguda en el cerebro y otro sangrado en la retina de un ojo. Esas lesiones anteriores y los supuestos golpes por los que acababa de ingresar en el centro hospitalario encendieron las alarmas entre el personal sanitario, que inmediatamente activó el protocolo de alerta ante un caso de presuntos malos tratos continuados.
Ahora, casi un año después de aquel episodio, el titular del juzgado de Instrucción número 1 de Ourense ha procesado a la madre y a su entonces pareja sentimental por un presunto delito de asesinato u homicidio en grado de tentativa. Para llegar a esta imputación, el magistrado ha considerado determinantes el informe de alta médica que concluyó la existencia de un “episodio aparentemente letal”, así como la prueba testifical practicada a la pediatra que lo atendió en urgencias y que concluyó que sufría el síndrome del niño apaleado. Según afirmó, las lesiones y golpes que el pequeño escondía por todo su cuerpo no podían ser fruto de un episodio accidental o fortuito y se debían a “golpes contundentes, zarandeos o arrastres ejecutados con fuerza” mediante un “mecanismo violento”. “Creo que su vida corrió peligro”, llegó a aseverar. Otras pruebas forenses reclamadas posteriormente por el instructor descartaron que padeciese osteogénesis imperfecta, un trastorno congénito popularmente conocido como enfermedad de los huesos de cristal y que, según manifestó la defensa del novio de la madre, eran el origen de las contusiones.
Durante la investigación, el juez decretó la detención del hombre –quedó en libertad tras prestar declaración–, impuso órdenes de alejamiento contra ambos e incluso llegó a imputar a otros seis familiares del niño, entre ellos los abuelos, la bisabuela o los padres del novio, por si tuvieran alguna relación con los supuestos maltratos descubiertos por los sanitarios. Finalmente todos han quedado libres de carga penal alguna al concluir la instrucción judicial sin haber hallado indicio alguno de que “puedan haber tenido alguna intervención en las lesiones que casi desembocan en la muerte del menor”. Nunca se acusaron entre ellos ante los investigadores. Además, la Fiscalía de Menores tramitó la entrega de la guarda y custodia a la Consellería de Benestar de la Xunta de Galicia y, desde entonces, el bebé vive en un centro de acogida.
Previamente al ingreso hospitalario en estado grave, ni los familiares ni los pediatras que realizaban el seguimiento periódico del niño detectaron nada extraño. En sus declaraciones, todos aseveraron que el comportamiento era propio de un niño de su edad, que no se quejaba por lesiones internas y que la madre parecía atenta y preocupada. Hasta entonces, todo parecía normal en la vida del pequeño bebé, que además nació prematuro. Y es que una trabajadora social tampoco apreció problemas en la actitud de la progenitora, a la que atribuyó un interés aparentemente normal en el cuidado y la atención de su hijo. Tras la investigación, el juez concluye en el auto de procesamiento, que no es firme y contra el cual aún cabe recurso, que el menor “fue objeto de distintas agresiones por parte tanto de su madre como por parte de la pareja sentimental” que provocaron su ingreso ante una “situación clínica grave” que solo pudo ser causada por “actos violentos”.
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