Dobletes de Elliott Murphy

Fiel a su cita anual y por las mismas fechas, regresa hoy a Madrid el estadounidense afincado en París Elliott Murphy. Como en los últimos años, serán dos noches en Clamores en compañía de su inseparable Olivier Duran. De prolífica carrera, el último disco de este “trovador trotamundos”, como a él le gusta llamarse, es It Takes A Worried Man, que editó hace un par de años.

Chris Brokaw, el cantautor neoyorquino que se dio a conocer con Codeine, el grupo que él mismo fundó y que se convirtió en uno de los más influyentes del rock alternativo de la década de los noventa, viene a presentar en solitario The Periscope Twins, donde destaca su versatilidad a la guitarra.

Una de las frases más célebres de los vallisoletanos Celtas Cortos fue la de “nos vemos en los bares”, y así titularon su primer disco en directo, editado en 1997. Por tanto es coherente que de vez en cuando, como hoy, abandonen los grandes recintos a los que están más acostumbrados y se dejen ver en un bar más abarcable y de estética irlandesa, acorde también con parte de su influencia musical.

La apuesta más original de estos días puede ser la de Hyperpotamus, el proyecto unipersonal de Jorge Ramírez Escudero, un “madrileño” nacido en Tokio hace 33 años. Con sólo su voz, Hyperpotamus crea ambientes alucinantes y llenos de matices, gracias a que la trata y la filtra por una serie de loops (repeticiones) infinitos que controla desde una pequeña consola digital colocada a sus pies.

La rudeza la sirve esta vez Tankard, el grupo alemán de trashmetal que viene dando guerra desde primeros de los ochenta. Y les debe gustar mucho la cerveza pues a sus dos últimos discos les han titulado A Girl Called Cerveza (Una chica llamada cerveza), en 2012, y, en 2014, el epitáfico R.I.B. Rest In Beer (Descanse en cerveza).

Para suavizar la cosa, el tango puede ser una buena alternativa, así que otro viernes más, ya el último, Mariel Martínez con La Porteña Tango Trío lo sirve con elegancia en mitad de la Gran Vía. Una apuesta muy valiente, pues no recurren a ninguno de los tangos argentinos más famosos y que todo el mundo podría cantar.