Salvamento pone fin a la búsqueda de los marineros del ‘Paquito II’
El rastreo solo se reanudará si se halla indicios del paraderos de los tripulantes del barco de Boiro que naufragó el 16 de diciembre
Salvamento Marítimo ha puesto hoy fin, sin éxito, a la búsqueda de los dos marineros desaparecidos desde el pasado 16 de diciembre tras el naufragio del Paquito II en la costa coruñesa de Corrubedo, según informaron fuentes de este organismo a Europa Press. Se trata de Santiago Blanco Treus, de 47 años, padre de un hijo, y Juan Antonio Hermo Torrado, de 38. Hoy los rastreos ya solo se realizaron por tierra y efectivos de Protección Civil de Ribeira recorrieron el área entre Baroña y Sálvora. Las labores únicamente se retomarán si aparece algún indicio del paradero de estos dos tripulantes o se realizan ejercicios de salvamento, según confirmó Protección Civil de Boiro. Han sido 12 días de infructuosas labores por tierra, mar y aire.
Los efectivos de Salvamento Marítimo han buscado de forma casi ininterrumpida a los marineros del bateeiro de Boiro desde el pasado 16 de diciembre. Ese día, rozando las cinco de la tarde, Salvamento recibió una alerta de un particular que no podía contactar con el barco con base en Cabo de Cruz. De este muelle había salido rumbo hacia Muros, pero la última conexión con él se produjo a las dos de la tarde.
Todo apunta a que fue el súbito golpe de una ola lo que hizo que la embarcación, de 18 metros de eslora, volcase pasadas las tres de la tarde, a una milla al norte de Corrubedo. A bordo del Paquito II navegaban tres tripulantes. Al día siguiente del naufragio, por la tarde, fue recuperado en las proximidades de la isla de Sálvora el cuerpo del patrón, Germán Fernández Triñanes, de 52 años, casado y con dos hijos. Era vecino de Cabo de Cruz, el puerto pesquero de Boiro, al igual que sus dos compañeros aún hoy desaparecidos.
Los restos del barco se hallaron después de que fuesen localizados varios objetos del Paquito II. Una lancha de la Xunta fue la que halló un cabo que parecía pertenecer al bateeiro. Los submarinistas se sumergieron en el lugar y encontraron la tolva, el depósito para guardar mejillón. En la segunda inmersión, a 300 metros de distancia y casi 40 de profundidad, dieron al fin con el Paquito II. Los buceadores que accedieron al pecio comprobaron que la puerta del puente estaba abierta, lo que parece indicar que al menos intentaron saltar al agua antes del hundimiento.
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