Un paseo por la infancia

1. Círculo de Bellas Artes. Aquí, en el Teatro del Círculo [ahora Teatro Fernando de Rojas], celebrábamos el fin de curso de la escuela de música y danza en la que me matricularon mis padres al llegar de Larache. Mi primer fin de curso fue con el Vals de Coppelia. Ahora me encanta sentarme en esta terraza y ver pasar gente (Alcalá, 42).

2. Ocho y Medio. En esa librería me pasaría la vida, con María. Hace poco se murió Jesús, que fue tan de repente… Me encanta, no sé cómo no graban series allí. Además, en la acera de enfrente es donde nos han puesto las estrellas de la fama (Martín de los Heros, 11).

3. Plaza de Oriente. Salía de la escuela en la calle Arenal e iba a la plaza a tomarme un bocadillo de mortadela. Es un sitio en el que no me importaría hacerme mayor, que me sentaran en un banquito, me pusieran una manta y me dejaran ahí.

4. Teatro Real. De pequeña, aún estaba en ruinas, y mis compañeras y yo conquistábamos a los porteros para que nos dejaran entrar. Íbamos a los camerinos, cogíamos un trocito de un decorado, uno de un tutú… El sueño de mi vida, ser bailarina y pisar el Teatro Real (Plaza Isabel II).

5. Plaza de Toros de Las Ventas. De pequeña iba a ver los toros con mi padre, que le encantaban y nos hizo aficionados. Ir a los toros durante San Isidro ha sido muy importante en mi vida, porque empecé arriba del todo con mi padre y según iba ganando dinero acabé teniendo barrera de 9. Ya no voy porque mis hijos no son taurinos e influyen mucho en mí, quizás demasiado (Alcalá, 237).

6. La Latina. Me encanta, no solo por haber trabajado en el Teatro de La Latina y haber tenido mucho éxito, sino porque me parece que se ha recuperado muy bien. Yo antes iba a Casa Lucio, y eso era como un lujo que nos dábamos los ricos. Pero la recuperación ha sido fantástica, ahora tiene mucha vida, mucha gente joven. Lo que echo yo de menos es no poder vivir esos sitios, porque no puedo andar tranquila por la calle. Es un precio que hay que pagar, y ya está.

7. Plaza de Santa Ana. Se ha recuperado muy bien, con el Teatro Español, la sala pequeña, los restaurantes, el hotel… Y en la calle del Príncipe, el Teatro de la Comedia, donde estuve trabajando durante 17 años.

8. Parque del Retiro. El estanque, el Palacio de Cristal, pasear en bicicleta… Porque yo aprendí allí a montar en bicicleta. Me gustaba mucho el zoo, al que doné un mono que se llamaba Lorenzo y que trajo mi padre (Plaza de la Independencia, 7).

9. Museo del Prado. Voy por lo menos dos veces al año. Pero la última vez que estuve fue con mi sobrina Manuela Velasco, en la exposición del Hermitage. Nos abrieron la puerta y pudimos entrar (Paseo del Prado).

10. Hotel Ritz. Mi sitio favorito es la combinación Museo del Prado y Ritz. Cuando vivía mi padre, me gustaba tomarme un cocido aquí después de ir al museo. Antes, en el Ritz no podían entrar los actores. El primero en hacerlo fue James Stewart. Entró con su graduación del Ejército de los Estados Unidos, y cuando había rellenado la ficha, dijo: “No, yo antes que nada soy actor”. Y la devolvió y se fue al Palace (Plaza de la Lealtad, 5).