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Barcelona saca las bicicletas de las aceras

El Ayuntamiento prohibirá circular a estos vehículos en las calles con carril bici o zona habilitada No podrán ir juntas más de 15 bicis de empresas turísticas

Un ciclista atraviesa esta mañana una acera de Barcelona.
Un ciclista atraviesa esta mañana una acera de Barcelona.Carles Ribas

Barcelona pondrá coto a la circulación de las bicicletas por la ciudad. El Ayuntamiento aprobó ayer inicialmente el endurecimiento de las condiciones para ir por las aceras. La nueva norma se aplicará de inmediato en aquellas calles que “tengan carril bici o bien un espacio habilitado en la calzada”, remarcó Adrià Gomila, director de Movilidad del Consistorio. En el resto de avenidas, solo se podrá circular con bicicleta en aquellas aceras de más de más de cinco metros de ancho y tres de espacio público, medidas que cumplen casi exclusivamente las de l’Eixample.

La prohibición se irá aplicando a medida que las calles cuenten con carriles para poder circular fuera de la acera. Ante la falta de las infraestructuras necesarias para garantizar la seguridad de los ciclistas, el Ayuntamiento se ha dado una moratoria de 18 meses para la aplicación total de la prohibición a partir de la aprobación definitiva del texto. En caso de que siga existiendo riesgo para los ciclistas, este periodo será ampliable a partir de la aprobación definitiva del texto, que aún tendrá que estar en exposición pública y ratificado por el pleno del Ayuntamiento.

Si se garantiza la seguridad de las bicicletas, ¿por qué no se aplica desde ya?” Óscar Ramírez, regidor del PP

La medida se enmarca dentro de la modificación de la Ordenanza de Circulación y Viandantes, diseñada por el Gobierno municipal y el PSC, salió adelante con los votos a favor de todos los grupos excepto el PP.

Gomila aseguró que estas medidas servirán para “mejorar la seguridad de los viandantes en las aceras y la protección de los ciclistas en la calzada”. Por ese motivo, por la menor cantidad de peatones a determinadas horas del día, la prohibición de circular con bicicletas por las aceras de más de 4,75 metros, medidas que cumplen casi exclusivamente las de l’Eixample, estará limitada de 7 a 22 horas. También podrán ir por las zonas peatonales los mayores que acompañen a menores de 12 años.

El regidor del PP Óscar Ramírez, aunque reconoció que “las aceras son para los peatones”, justificó la negativa de su grupo al nuevo texto porque “las infraestructuras de Barcelona aún no están preparadas”. “Si se garantiza la seguridad de las bicicletas, ¿por qué no se aplica desde ya?”, preguntó el popular. El resto de grupos, que dieron su visto bueno a la modificación, mostraron su “entusiasmo” con matices.

Desde ICV, Joaquim Mestre, quiso remarcar la necesidad de garantizar la seguridad de los ciclista: “Es necesario elaborar un mapa de desarrollo de los carriles bici y de las zonas de velocidad limitada a 30 kilómetros por hora”. En la misma línea, el regidor del PSC David Escudé justicó que “la bicicleta algún día tendrá que bajar a la calzada, siempre y cuando se garantice su seguridad con más infraestructuras”.

Ante el creciente malestar de los vecinos de las zonas más afectadas por la convivencia con el turismo masivo como Ciutat Vella o Sagrada Família, el Ayuntamiento también prevé prohibir la circulación de grupos de más de 15 bicicletas, “cuando estas provengan del alquiler por persona física o jurídica que ejerce una actividad de tipo turístico o de ocio con ánimo de lucro”.

El Ayuntamiento ha puesto el foco en la seguridad de la bicicletas cuando circulen en la calzada. La nueva norma prevé controlar la conducta del resto de vehículos. Estos deberán mantener una distancia mínima por detrás de tres metros respecto a la bicicleta, medida que variará según la velocidad. Tampoco “podrán efectuar maniobras de acoso” hacia los ciclistas, ni hacerles luces ni tocar el claxon.

Albert García, miembro de Amics de la Bici, tildó la reforma de “política” y se quejó de que en el nuevo texto “todo son prohibiciones”. García acusó al Gobierno municipal de hacer una norma regresiva y vaticinó que Barcelona acabaría siendo “la ciudad más restrictiva con las bicicletas. Desde el Bicicleta Club de Cataluña sostienen una postura totalmente diferente. A pesar de que reconoce la falta de infraestructura de la ciudad, Joan Valls califica la reforma como “progresiva y positiva” ya que se refuerzan los derechos de las bicicletas. Valls avala también que la nueva norma “es más clara y entendible”.

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