Ernesto Alterio baila en el desierto
El actor participa por primera vez en una pieza de danza contemporánea de la mano de Muraday
Uno de los protagonistas del nuevo espectáculo de Chevi Muraday (Madrid, 1969) convierte los golpes en música, de la misma forma que el coreógrafo madrileño los convierte en movimiento, en baile. Golpes que son las dificultades e impedimentos con las que se encuentra el mundo de la danza y que Muraday quiere plasmar en el escenario. Así, En el desierto, comenzó a gestarse en la cabeza de su creador hace dos años y medio y se estrena el 2 de octubre en las Naves del Español.
Losdedae, la compañía de danza contemporánea dirigida por Muraday, junto con otros participantes como Ernesto Alterio (Buenos Aires, 1970), llevan trabajando esta pieza desde enero. Nueve meses de encuentros, de escucha, de aportaciones de los distintos equipos de trabajo: músicos, intérpretes, dramaturgos… que han hecho que En el desierto crezca bajo la atenta mirada del director que al final es el que encaja todas las partes del puzzle.
Es una obra viva, se ha ido construyendo a sí misma: a partir de improvisaciones que se van fijando hasta llegar al resultado final. La participación de Alterio se debe también a una improvisación. Actor y director lo cuentan como un flechazo profesional: se conocían desde hace tiempo, pero un día... "improvisando, jugando, sentimos que había pasado algo", una conexión entre los dos que, en palabras de Muraday, "no ocurre todos los días". Poco después se llamaron y vieron que el sentimiento era mutuo. En el desierto ya estaba planteado pero Alterio pudo unirse. Quería profundizar sobre el cuerpo.
Tiene formación en danza, aunque esta es la primera vez que se sube a un escenario para actuar en una función principalmente de baile que le permite oscilar entre el movimiento, la música, la palabra. El actor argentino afincado en Madrid, estaba, y está, muy interesado en investigar en estos campos.
La pieza de Muraday es un compendio de distintas formas de expresión, ahí es donde está instalado el coreógrafo madrileño: en la creación, en no detenerse, en demostrar que la danza contemporánea existe, que tiene su lugar y su público. No se queda anclado en la queja por la pésima situación cultural. Busca respuestas. Así surgió En el desierto, de la necesidad de plasmar la situación de la cultura en España. Muraday habla de profesionales supervivientes y luchadores. "No nos conformamos con el árido desierto que nos quieren implantar, sobre todo, porque está lleno de semillas por germinar". Alterio añade: "Los escenarios no son zonas estériles, mientras estemos aquí, nosotros y otros compañeros, existe el poder de creación".
La pieza comienza con una invitación al espectador a observar todo lo que tenían y cómo, a partir de ahí, han ido perdiendo terreno, ha ido disminuyendo hasta verse expulsados y ultrajados. Siete personajes recorren el escenario, se cruzan, interactúan. Ocurren varias cosas a la vez sobre las tablas, en distintos planos (incluso en el oblicuo), en distintos tiempos, lo que le da un toque cinematográfico. Un quijotesco Alterio, cuya silueta y gesto en el escenario recuerda a la de Alonso Quijano cabalgando sobre su inseparable Rocinante —que en este caso no es un caballo—, cuenta que todavía está descubriendo a su personaje. Se ha basado en clásicos de la literatura como en el personaje ideado por Cervantes o en el kafkiano Gregor Samsa.
No nos conformamos con el árido desierto
que nos quieren implantar, sobre todo, porque está lleno de semillas por germinar Chevi Muraday
No hay fronteras en escena: la música, la iluminación y la escenografía cobran tal importancia que son personajes en sí mismos y a la vez son indispensables para entender a cada uno de los protagonistas de esta obra coral. No son tan necesarios los textos, con algunas obviedades, cada bailarín se explica a sí mismo sin palabras. Intentan huir de la incertidumbre en la que viven, cada uno en su propia isla, en su particular Balsa de la medusa —hay muchas referencias a obras pictóricas—. Confluyen y celebran esta unión, tienen un objetivo común, se necesitan.
Muraday cree que hay una línea argumental clara, aunque con tantas interpretaciones como espectadores, considera que el hilo conductor y el tema están muy marcados. Alterio está encantado de estar investigando en el campo de la danza. A ambos, y a todos los que forman el equipo, les espera un mes en el Matadero (hasta el 26 de octubre), quieren seguir demostrando que hay público interesado.
No es lo único en lo que están metidos Losdedae tiene en gira dos espectáculos más: Cenizas y Return —que en 2015 empezará gira internacional—. Además, el coreógrafo y premio Nacional de Danza 2006 ya tiene en mente alguna idea de cara a la celebración el próximo año del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Alterio estrena en octubre en Argentina su última película con Marta Etura Sexo fácil y películas tristes.
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