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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cipreses en el Montgó

El parque natural es puro humo.

Hace dieciocho años planté una hilera de cipreses y una jacaranda en el bancal de abajo. Quería restituir en una modesta dosis la devastación del último incendio. El fuego había calcinado Les Planes del Cap de San Antoni, la torre del Gerro y la Lloma del Castanyar. Nunca se encontró a los culpables, aunque en Xábia era bien notorio quiénes se oponían a la reciente declaración del Montgó como parque natural. En aquella ocasión, vecinos de Xábia y también de Dénia exigimos una mayor protección para nuestras vidas y pertenencias en esta zona del litoral. Nadie, ningún gobernante, ninguna institución, hizo nada.

En este tiempo ha habido cinco incendios en el mismo lugar que el del jueves. Todos provocados. El del jueves comenzó a las 15.50 sobre el puerto de Xábia. Había llebeig y 32 grados anunciados. Mi vecino P. vio el inicio del fuego desde el Arenal. Intentó llegar hasta su casa por la carretera Xábia-Dénia, pero con buen criterio ya estaba cortada y tuvo que dar la vuelta por Jesús Pobre. A esa hora el Centro de Emergencias de L'Eliana movilizó los canaders que tiene alquilados con la empresa Avialsa. El jefe de guardia podía haber solicitado al mismo tiempo al ministerio el despegue de los dos hidroaviones fire boss con capacidad para 3.200 litros con base en Manises. Pero no lo hizo. Una persona próxima al dispositivo asegura que por la política de ahorro. A las 17.00 mi vecino P. llegó a su casa al final de Les Rotes y viendo la dirección del viento, decidió recoger en una maleta sus efectos. En ese momento, los Bomberos trabajaban en el inicio del foco en las proximidades de la carretera del Cabo. Las llamas ya la habían sobrepasado y corrían desbocadas por Les Planes hacia Les Rotes. El Centro de Emergencias de la Generalitat todavía no había solicitado al ministerio el despegue de sus aviones. A las 17.30, mi vecino me avisó a Valencia de lo que ocurría. Enfilé la autovía en un cuarto de hora. Al volante, la única imagen que me permitía era la de la barrera de cipreses y la jacaranda. A las 17.50, el ministerio recibió, por fin, la petición de despegue y movilizó sus dos hidroaviones. A la altura de la Albufera vi cómo uno de ellos tomaba carga en el centro del lago mientras seguía dirección sur. A las 18.00 la policía ordenó el desalojo del último tramo de Les Rotes ante la inminencia del fuego. Mi vecino fue el último del barrio en abandonar su casa sobre las 18.15. Los Bomberos todavía no habían podido llegar a la colina porque un inmenso tapón de vehículos particulares en los dos sentidos impedía el paso en la carretera de Les Rotes de Dénia. Quince minutos más tarde los canaders del ministerio pudieron realizar su primera descarga de tres toneladas. Solo pudieron realizar tres más, a toda prisa y tomando en mar abierto, porque el punto de ocaso se acercaba. No llegaron a tiempo de salvar las 120 hectáreas arboladas en torno a la torre del Gerro.

Cuando a la mañana siguiente, la Policía permitió el paso a los vecinos y enfilé la última curva, vi que la casa estaba en pie y agradecí a la providencia su detalle. Después, sí, persianas retorcidas, cristales rajados pero en sus marcos, ventanas que habían resistido la combustión, un ejército de enseres maltrechos me rendía armas como diciéndome: hicimos lo que pudimos. Abajo, en el bancal, los cipreses y la jacaranda, con sus troncos negros, esqueléticos, ausentes y silenciosos, se habían inmolado para salvar la casa.

En estos diecinueve años, la Generalitat Valenciana ha declarado veintiún parajes de nuestro territorio con la calificación de “parques naturales”. El parque natural del Montgó se compone de cuatro carteles y un cargo de director. Los carteles están oxidados por el tiempo y la salitre. El parque natural del Montgó es puro humo.

Ustedes, señores de la Generalitat, no han sido capaces de instalar en diecinueve años un retén permanente de Bomberos en la carretera del cap de San Antoni, que es dónde se inicia la mayoría de los fuegos. No han sido capaces de establecer una base cercana para dos o tres helicópteros air tractor que podrían operar en los primeros minutos de cualquier incendio. No han sido capaces de instalar unos sensores de humo que alertaran de inmediato de cualquier foco. Ya se deshicieron de RTVV, pero encima han sido incapaces de utilizar las emisoras locales de radio de Dénia y Xábia para dirigir un operativo de desalojo. No han sido capaces ni siquiera de rotular un plan de evacuación en la carretera de Les Rotes que como todo el mundo sabe es un embudo en el que viven miles de personas.

No han sido capaces porque ustedes no saben preservar los bienes públicos. No defienden nuestro patrimonio común y no nos protegen de forma eficaz a las personas. Hace diecinueve años hubo silencio administrativo. Pero ahora no nos callarán. Las próximas campanas políticas ya comienzan a sonar por ustedes. Y en una modesta dosis es a la memoria de mis cipreses calcinados.

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