El bravú regresa a su lugar de nacimiento
Chantada celebra los 20 años de un movimiento musical gestado en una tasca del municipio
En 1994 Chantada celebraba en otoño la segunda edición de un festival que había nacido un año antes bajo el nombre de Castañazo Rock. El Castañazo surgió gracias al entusiasmo de un grupo de chavales y a la emergencia de un grupo de rock local que empezaba a sonar tocando rock en gallego con gaita. Se llamaban Os Rastreros y eran uno de los diversos grupos que a principios de los noventa formaron parte de un movimiento musical que resultó ser todo un fenómeno social en Galicia: el rock bravú. Los grupos comenzaron a ser muy conocidos gracias a la visibilidad que les ofrecía en TVG el programa Xabarín Club, también nacido en 1994, desde una televisión pública entonces más entusiasta y mucho más interesada que ahora en los contenidos juveniles y en potenciar el rock en gallego. La colección de videoclips con karaoke que produjo el Xabarín se convirtió en la banda sonora de la merienda de miles de niñas y niños gallegos que se sabían las canciones de memoria.
“Tengo 28 años y para mi generación el bravú es un marco de referencia del que me considero heredero. Era la música que escuchábamos de niños, que nos entró por el Xabarín, o por los cedés o casettes”, explica Antom Fente, organizador del programa de actividades para conmemorar los veinte años del Manifesto Bravú, acta fundacional de este movimiento, que este sábado tendrá lugar entre las aldeas chantadinas de Viana y Garabelos. “Por eso lo hemos llamado `Por parroquias´, como un intento de organizar en el rural un evento cultural alternativo e itinerante”, comenta Fente.
Este joven de Chantada canta en el grupo de rock Liviao de Marrao, y pertenece a una de las cinco asociaciones que han unido esfuerzos para organizar esta conmemoración alrededor de este movimiento basado en grupos que hacían rock en gallego y procedían mayoritariamente de pueblos muy alejados de los centros de producción musical.
Excepto Os Diplomáticos, procedentes del barrio coruñés de Monte Alto, las bandas procecían de pueblos de toda la geografía gallega: O Caimán do Río Tea de Ponteareas, Os Impresentables de Vimianzo o los Skornabois de Lourenzá.
Parecía que había docenas de chavales por toda Galicia con el ansia de reproducir en un grupo de rock las imitaciones que de pequeños habían hecho tocando la guitarra con el palo de una azada. Bajo la batuta de un líder respetado como Xurxo Souto, cantante de Os Diplomáticos, muchos de aquellos grupos aprovecharon la celebración en Chantada del Castañazo rock de 1994, para reunirse en la aldea de Viana y firmar una declaración de intenciones que resultó ser un acta bautismal conocida como Manifesto Bravú, a la que asistió también el escritor Manuel Rivas, que prestó su apoyo incondicional.
“Gracias a todo aquello un grupo de gente heredamos la organización del Castañazo o montamos grupos, así que creímos que teníamos que organizar algo en el lugar donde empezó todo”, explica Fente en medio del trajín de los preparativos, con los tractores rugiendo por detrás de su teléfono.
Aunque todo había empezado a gestarse un par de años antes, la Tasca de O Caballero de Viana resultó ser el lugar elegido para presentar una declaración de intenciones a través del Manifesto Bravú. La tasca era casi el cuartel general de Os Rastreros, los anfitriones, y de allí salió el términó `bravú´asociado al rock, como “rock sen capar” (rock sin castrar). “En la bodega todavía tengo las pegatinas del Castañazo de aquel año. Ahora ya no la uso mucho pero tomaremos el aperitivo aquí para conmemorar los veinte años de este hecho que me alegro mucho de ser parte de él”, explica con orgullo José Moure, al que todos por aquellos lares conocen como O Caballero de Viana. Moure responde algo apurado porque está preparando su local y alrededores para recibir a las docenas de invitados que espera para la conmemoración que también quedará plasmada con una placa en su local.
Por Viana pasarán desde las 12 del mediodía como invitados en coloquios y actuaciones músicos como Xurxo Souto y Rómulo Sanjurjo de Os Diplomáticos, periodistas como Xosé Manuel Pereiro, cronistas musicales como Xavier Valiño o Dani Lavesedo o cineastas como el chantadino Alfredo Pardo. Además está confirmada la representación de miembros de grupos como Os Rastreros, Papaqueixos, Caimán do Río Tea, Xenreira o los a veces olvidados Yellow Pixoliñas de Monforte, grupo que se puede considerar precursor del movimiento bravú. Además también estará el músico Pulpiño Viascón, que ha preparado una actuación de versiones de rock bravú pasadas por su singular filtro musical, que va desde el uso del serrucho a los sonidos de la Nintendo.
Los actos se completarán con una exposición sobre el movimiento bravú en el denominado Cinema Palleriso en la aldea de Garabelos, un cobertizo acondicionado para exposiciones y proyecciones audiovisuales que también tendrán lugar a lo largo del día. “Gracias al trabajo de la exposición se han recuperado un montón de grupos a nivel local y mucho material que desconocíamos”, explica Fente.
Por la noche habrá un `concurso de xuramentos´, que básicamente consiste en blasfemar con cierta gracia y la fiesta finalizará con la actuación de Malas Herbas de Rodeiro y Liviao de Marrao con varios invitados. “Es una gran idea que se celebre todo esto. Estoy trabajando para recibir a todos y que esté todo impecable”, avanza José, O Caballero de Viana, sabiendo que su casa volverá a ser, veinte años después, la zona cero del `rock bravú´.
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