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La quiebra de un AMPA de Mataró pone en vilo el futuro de su comedor escolar

Enseñanza asegura que el servicio seguirá si los maestros hacen de monitores

A falta de menos de dos semanas para que arranque el nuevo curso escolar, las familias de la escuela pública Camí del Mig de Mataró (Maresme) no saben si tendrán comedor escolar. Un escándalo económico protagonizado por el AMPA —que se declaró en concurso de acreedores por una deuda de 175.000 euros—, hizo que este servicio, gestionado por la asociación, estuviera a punto del desmantelamiento. Un acuerdo en el último momento lo salvó, eso sí, gracias a que los profesores aceptaron ejercer de monitores. Este curso próximo los docentes se niegan a repetir esta tarea y el Departamento de Enseñanza asegura que sin la colaboración del profesorado el comedor no es viable.

El futuro del comedor es solo la punta del iceberg de una turbia historia que salpica a esta escuela desde hace varios años. El último equipo de padres que formó el AMPA descubrió hace dos años un agujero económico en las cuentas. En total deben 75.000 euros a la Seguridad Social en concepto de cotización de los monitores del comedor y 100.000 euros más a la empresa proveedora del catering. “Todo se debe a una mala gestión de la persona que llevaba las cuentas del AMPA”, explica Xavi Moreno, uno de los padres, miembro del consejo escolar. La asociación de padres se declaró en quiebra y entró en concurso de acreedores, pero los padres denunciaron el caso ante los Mossos d’Esquadra.

Actualmente la escuela está sin AMPA para evitar que el nuevo equipo deba cargar con las deudas. Además la empresa de catering, según explican desde la escuela, tampoco puede asumir el servicio de monitores “porque la Seguridad Social les reclamaría el dinero que le deben”, tercia Moreno.

El curso pasado se acordó que serían los mismos profesores los que harían la asistencia durante la hora de la comida, a cambio de un complemento salarial. El Departamento de Enseñanza les pide que lo hagan dos cursos más, pero los maestros se niegan. “No es nuestro trabajo. Hacer de monitores el curso pasado ya nos provocó muchos problemas porque tuvimos que reajustar horarios y hacer reuniones a horas intempestivas”, se queja uno de los profesores. Enseñanza asegura que “con la deuda tan importante que se arrastra, si los maestros no hacen de monitores es imposible hacer el contrato con la empresa del comedor”.

Las familias se muestran indignadas. “No podemos entender cómo, por un problema legal, no se puede atender a nuestros hijos en un servicio tan básico y necesario como el comedor escolar”, lamentan en un comunicado. En la escuela, con unos 500 alumnos, comen diariamente unos 70 niños, aunque en algunos días se han llegado a servir unos 120 menús. Los padres también se muestran molestos porque el curso pasado pagaron 6,2 euros diarios por el comedor. Es un importe parecido al del resto de escuelas e incluye tanto la comida como los monitores. Pero en el caso del centro de Mataró, Enseñanza asumía el coste del personal.

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