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Tapices del XVII a un tiro de piedra

Sigüenza, destino de miles de veraneantes madrileños, exhibe en la catedral del Doncel paños flamencos del siglo XVII restaurados y de trasunto mítico

Sala de tapices de Leclerc y Eggermans del museo catedralicio inaugurado en Sigüenza con la serie dedicada a Palas Atenea.
Sala de tapices de Leclerc y Eggermans del museo catedralicio inaugurado en Sigüenza con la serie dedicada a Palas Atenea.Kike Para

La ciudad castellano-manchega de Sigüenza, destino secular de atracción de los veraneantes madrileños, enclavado a una hora en automóvil de la Puerta del Sol, acaba de estrenar un museo tapices en la catedral seguntina. Se trata de una serie de excelentes paños flamencos, tejidos por manos maestras en talleres bruselenses en la primera mitad del siglo XVII. Los textiles son exhibidos en una espaciosa sala de la catedral, musealizada por el arquitecto Eduardo Barceló, reciente rehabilitador del monasterio de El Paular. Los tapices seguntinos contienen la secuencia en ocho escenas de una alegoría mitológica dicada a Palas Ateneay acaban de ser restaurados por el Instituto del Patrimonio Cultural y la Real Fábrica de Tapices de Madrid, durante cinco meses. La restauración ha costado 70.000 euros.

 Asimismo, el lienzo al óleo Anunciación, surgido del pincel de Domeniko Teothokopuli, El Greco, todo un poema pictórico en carmines y obra postrera del genio cretense, que forma parte de los tesoros catedralicios de Sigúenza, estrena nuevo emplazamiento en la capilla renacentista de la Concepción.

Regalados en el Siglo de Oro al templo por el obispo salmantino Andrés Bravo, los ocho tapices de trasunto mitológico fueron tejidos con ricas hilaturas en los talleres bruselenses de Jean Leclerc y de Daniel Eggermans, a partir de la tercera década del siglo XVII, para ser colgados sobre distintos y dispersos paramentos catedralicios seguntinos en noviembre de 1664.

Seis de los tapices son verticales y otros dos, horizontales y rectangulares, con una extensión media de 18 metros cuadrados de superficie bellamente borbada en tonos dorados, con potentes cenefas de fondos azules. Componen un rico conjunto aunado ahora en una enorme sala, antigua bodega y cocina monástica, donde se exhiben con un procedimiento expositivo innovador, sobre superficies enteladas y levemente inclinadas, que recuadran de negro los espléndidos textiles. El nuevo procedimiento obedece a la necesidad de amortiguar las presiones que acostumbran depositarse y dañar las zonas bajas de los tapices. Asimismo, sus grandes soportes incluyen una base de rugosa tela de felpa que de esta manera los protege de la humedad.

Ocho textiles más con motivos romanos aguardan aún rehabilitación

El arquitecto Eduardo Barceló, autor de la musealización de la este gran salón catedralicio seguntino, fue coautor, asimismo, de la reposición en el claustro mayor del cenobio madrileño de El Paular de las 52 obras de Vicente Carducho sobre la orden cartuja. Las pinturas, de gran formato, permanecieron dispersas por numerosos enclaves españoles tras la desamortización del monasterio madrileño en 1834.

Así lo explica Antonio Manada del Campo, presidente de la Fundación Ciudad de Sigüenza, gestor y coordinador del evento Sigüenza Universo El Greco 2014, que la villa de la provincia castellano-manchega de Guadalajara, tan afecta a Madrid, dedica a su patrimonio histórico. Sigúenza es considerada como parte integrante del collar de hitos del patrimonio histórico que circunda Madrid, con los Reales Sitios de San Lorenzo de El Escorial, Aranjuez y La Granja como espléndidos florones.

Promueven conjuntamente la iniciativa museística seguntina, junto con la fundación que encabeza Antonio Manada, el Ayuntamiento de la villa castellano-manchega; la diócesis episcopal; la Diputación de Guadalajara y la Junta de Castilla-La Mancha, cuya presidenta, Maria Dolores de Cospedal inauguró ayer lunes el museo. “Otros ocho tapices flamencos más, correspondientes a una secuencia sobre la leyenda de Rómulo y Remo, también pertenecientes al ajuar de la catedral de Sigüenza, serán restaurados e incluidos en el museo si fluye una nueva partida económica”, explica Gloria de las Heras, vicepresidenta de la fundación que preside Antonio Manada, garante y gestora de la financiación del proyecto.

Su propósito es el de exponer los otro ocho paños, tras su restauración, en la Sala Capitular de la catedral, que muestra dimensiones aptas para su encaje. De este modo, la colección catedralicia de tapices flamencos constituiría uno de los principales ajuares textiles castellanos, por su magnificencia y su integridad temática.

Eduardo Barceló, que restauró El Paular, ha adaptado el museo

La actuación, que ha demandado un desembolso de 170.000 euros, ha contado con fondos ADEL de la Unión Europea para la Sierra Norte de Guadalajara, así como con la colaboración de Font Vella, Metrópolis y Redexis Gas. La cronista local e historiadora del Arte, Pilar Martínez Taboada, ha fundamentado el relato.

La catedral de Sigüenza exhibe la figura del Doncel, sepulcro singularizado por una bellísima estatua sedente de autor anónimo y estilo renacentista, que el pensador José Ortega y Gasset, aisduo de la villa seguntina, calificara como “la más bella de Europa”.

Algunas fuentes atribuyen la autoría del doncel Martín Vázquez de Arce, a Andrea Sansovino (1460-1529), discípulo de Pollaiolo. Sansovino trabajó en la hechura del sepulcro del poderoso cardenal Mendoza, arzobispo de Toledo, en época coetánea a la del apuesto joven inmortalizado en alabastro.

El templo, exponente del más genuino gótico castellano, que data de 1170, alberga un fastuoso retablo de Alonso de Covarrubias y una sacristía, del mismo autor, cuya bóveda muestra centenares de cabezas, personalizadas con retratos cincelados por el gran arquitecto y escultor que representan el Juicio Final.

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