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POP | One Direction
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Como los vecinos simpáticos del tercero

El quinteto británico-irlandés hace valer su cercanía y un aluvión de estribillos para corear ante una legión de chicas jovencísimas y entusiastas en el griterío

Concierto del grupo 'One Direction' en el Vicente Calderón.
Concierto del grupo 'One Direction' en el Vicente Calderón. Juanlu Vela

Qué nervios. El estadio llevaba casi lleno un par de horas, pero hubo que esperar hasta las 21.37 para que el cielo de Madrid se encendiera con las primeras ráfagas de fuegos artificiales. Era la señal de que los cinco responsables de esta nueva invasión británica asomaban sus bellos rostros postadolescentes. Cuatro minutos más tarde se diseminaron por el pasillo central para que cada espectadora (discúlpenos el 10 por ciento de aforo masculino) evaluara sus preferencias. ¿Mechas rubias disparadas? ¿Barbita incipiente? ¿Camiseta sin tirantes con brazos tatuados? ¿Bermudas y media pierna al aire? Niall chapurreó algo de castellano, lo que siempre puntúa, antes de que Don’t forget where you belong invitara al despliegue masivo de banderitas rojigualdas. Pero el ojito derecho de las niñas sigue siendo, por mayoría abrumadora, Harry Styles. Incluso con esa especie de turbante moruno que se colocó en mitad de la melena.

El pop prístino y dulzón de 1D ayuda a practicar inglés

El pop prístino y dulzón de 1D ayuda a practicar inglés y admite una escucha despreocupada. Todo en él es tan feliz como aparentan ser sus artífices, que hasta se permiten cantarle a la eclosión hormonal (Live while you’re young) con un riff prestado de los Clash e inundarnos de serpentinas con Happily. Through the dark tiene encanto acústico, las armonías vocales de You and I son meritorias y Little things o Moments pulverizaron las baterías de los móviles de tanto agitarlos en modo linterna. Pero, por supuesto, llega un momento en que la avalancha de estribillos gritones se hace exasperante.

No importa. Lo de anoche en el Vicente Calderón no era un mero concierto, sino la primera cita con unos chicos de 20 para miles de chicas de, a lo sumo, 15. Y los mozalbetes arrasaron porque, estando de buen ver, se comportan como los vecinos simpáticos del tercero. Cercanos, desaliñados, accesibles, bromistas. Seguro que dicen “hola” en el ascensor y ayudan a subir la bolsa de la compra. Eso sí: ningún chico del tercero se hace blanqueamientos dentales tan concienzudos como los suyos.

Primera banda que encadena dos estadios desde los Rolling Stones en 1982

Hubo ayer plataformas elevadas en mitad del estadio, momentos de karaoke caótico (I gotta feeling, Viva la vida), lanzamiento de sujetadores, revuelo en Better than words ante una tímida insinuación con epicentro púbico. Y los consabidos episodios de bochorno guiri: los cánticos de Yo soy español, las promesas de “Ti amo” (sic) a las seguidoras. Pero a falta de un diagnóstico sociológico, la terca realidad dice así: 45.000 almas ayer en el Manzanares, 30.000 esta noche (quedan entradas, chicas), primera banda que encadena dos estadios desde los Rolling Stones en 1982. Nos falta saber cuánta Lizipaína despacharán hoy las farmacias.

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