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El ‘crooner’ del buen hacer

Javier Botella y Copa Ilustrada Band se han convertido en la referencia del 'swing' en España

El cantante Javier Botella, que acaba de grabar su primer disco en directo en Espai Rambleta de Valencia.
El cantante Javier Botella, que acaba de grabar su primer disco en directo en Espai Rambleta de Valencia.MÒNICA TORRES

Su oficio evoca las noches envueltas en humo de tabaco, alcohol y la música del legendario elenco de la Cuadrilla de los once, con Frank Sinatra, Dean Martin y Sammy Davis Jr. a la cabeza. Pero el 'swing' de Javier Botella se interpreta con la voz aterciopelada del “hombre sensato y organizado”, que duerme sus horas, vigila la alimentación y se abstiene de beber y fumar. Considerado el “crooner español”, este cantante valenciano lidera la Copa Ilustrada Band, una formación de siete componentes que, tras 180 actuaciones en su primer año de vida, se ha convertido en la referencia del jazz swingeado de tocar añejo con versiones arregladas de melodías románticas de los años 50, del pop y del rock.

Apasionado de la navegación, este benjamín de siete hermanos empezó a costearse las clases particulares de canto gracias a su trabajo como monitor de vela a los 17 años, cuando perdió a su padre y las estrecheces obligaron a los hijos a ayudar en la economía familiar. Inquieto por escapar, antes de cumplir los 20 llegó a Madrid, donde bullía la Movida en la que conoció a Miguel Bosé, con quien se enroló para cuidar al equipo del cantante en su gira de conciertos con el disco XXX. “Miguel me dijo que era la persona con más swing que había conocido. Le debo mucho de lo que ahora soy”, recuerda emocionado Botella, entonces un joven por curtir que prefirió el mundo de la empresa al de la música.

En aquel ambiente del Madrid me mata, surgió la colaboración con la peletera Elena Benarroch, para la que trabajó desde los talleres hasta ser encargado del proyecto de dos de sus tiendas. Con currículo forjado en la organización de eventos, Botella regresó a Valencia para abanderar la renovación de la reconocida joyería Gracia, propiedad de su cuñado Vicente. Convertido en empresario, gestionó durante 10 años su firma puntera Seina Catering, dirigida a un público en busca de la exquisitez para las celebraciones íntimas y las presentaciones de marcas.

Reconvertido a la música tras abandonar la hostelería, a los 47 años, después de “conocer el éxito y ver el precipicio”, se siente en el mejor momento para dedicarse a su gran pasión que nunca ha dejado de perfeccionar. “He tardado años en salir, pero la paciencia es la virtud y la precipitación a veces puede ser un fracaso. El momento siempre llega”.

Como invitado a un acto del entorno de protocolo de la Casa del Rey para degustar un champagne, conoció la fórmula “Copa ilustrada” con la que hace un año bautizó a su grupo de músicos referentes del jazz valenciano --Roberto Capella, Edu Olmedo, Miguel Ángel Escrivá, Borja Baixauli, Javi Capella y Vicent Pérez--, para swingear la filosofía del “buen hacer” que como gestor y artista siempre conjuga a base de disciplina y buen gusto. La clave, dice Botella, para que cualquier proyecto funcione pese a la crisis.

Minucioso y siempre trajeado con pajarita o corbata sobre el escenario, el “crooner español” no actúa en casinos ni teatros. Su género, apenas trillado en la escena española, batalla en la calle, sea el local de un bar o la Embajada británica. “La crisis no es solo económica, sino sentimental. Si motivamos a la gente con momentos felices, vale mucho más que estar en la mejor lista de éxitos”, sostiene el promotor de esta banda que el pasado 21 de junio grabó su primer disco en directo en Espai Rambleta de Valencia.

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