La bici pública llega a Madrid
La alcaldesa, Ana Botella, presenta el servicio de alquiler de bicicletas eléctricas para la ciudad
"Me podéis bajar un poco el sillín”. Con estas palabras comenzaba la alcaldesa Ana Botella el paseo inaugural de BiciMad, el sistema de bicicleta pública madrileña. Acompañada por un séquito de concejales, periodistas y curiosos, Botella ha pedaleado desde la sede del Ayuntamiento hasta el Retiro cruzando la Castellana y Serrano. Todo el mundo miraba a la bandada de ciclistas sobre relucientes velocípedos blancos; desde hoy, 1.560 bicicletas entran a formar parte del sistema de transporte de la capital. Madrid llega tarde a la bici pública, pero lo hace con una particularidad: ser la primera capital europea con un sistema basado en bicicletas eléctricas.
“Ayer reservé mi carnet y era el número 657”, dice un usuario minutos antes de estrenar las bicicletas. El abono anual cuesta 25 euros, 15 si en el momento de adquirirlo se posee el abono transportes. Con esta tarjeta, que se puede obtener en la web del sistema, mediante la aplicación del mismo, en el Ayuntamiento o en los denominados tótems (las estaciones), se pueden utilizar las bicicletas todos los días del año y a todas horas. El coste de cada viaje, de media hora de duración, es de 50 céntimos. “Queríamos un sistema de pago porque nuestra intención es que la bici sea contemplada como una opción de transporte. No queríamos que los peatones cambiaran el paseo por las dos ruedas sino que los usuarios del coche privado o del metro y el autobús se lo plantearan como una opción”, aclara Elisa Barahona, directora general de sostenibilidad del consistorio.
El servicio de bicis del Ayuntamiento está incluido en un lote más amplio, que incluye más servicios, y que posee una dotación de 2.820.588 euros anuales. “En Madrid oímos a las personas y hemos recogido esta demanda popular”, presentaba el sistema la alcaldesa en El Retiro, tras su recorrido a pedales. “Queremos una ciudad para todos y en la que exista una convivencia entre peatones, ciclistas y conductores”, añadía. La mayor parte de invitados al paseo inaugural -responsables del ayuntamiento, asociaciones de usuarios o periodistas especializados- mostraban su alegría. “Creo que está muy bien y que le va a dar un impulso a la bicicleta en Madrid”, opina Dani Cabezas, redactor jefe de la revista Ciclosfera, centrada en ciclismo urbano. Entre 2012 y 2013 el uso de la bici en la capital ha aumentado un 17%. “Todavía estamos en un reparto modal bajo, pero Madrid es una ciudad de bicicletas”, declaraba la alcaldesa.
A pesar del contento generalizado, el sistema de tarifas, que incluye descuentos (de 10 céntimos) en función de la ocupación de la estación donde se recoja y se aparque la bicicleta, no terminaba de convencer a todos los presentes. “Es un tanto confuso y puede desmotivar”, se quejaba uno de los asistentes. La distribución, que se ha concentrado en siete distritos y que no supera el radio de la M-30, también ha arrancado alguna crítica, así como los posibles problemas de vandalismo. “Todos los sistemas lo sufren”, matizaba Miguel Vital, director de Bonopark, la empresa adjudicataria del servicio. “Para evitar los robos, cada bicicleta lleva incorporado un sistema de GPS y las estaciones están vigiladas”, añade. De cualquier manera, tras varios años de retraso (Gallardón fue el primero en anunciar este servicio), la tercera intentona de lanzar un servicio de bici pública en la capital, se ha hecho realidad. “Hoy es el día; Madrid estrena bicicleta pública”, concluía la alcaldesa.
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