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análisis

Que hable la sociedad

Se ha producido una repolitización de la sociedad y gran parte de esta repolitización es ajena a las instituciones

Ha de reconocerse que la movilización popular del pasado ocho de junio, la cadena del Gure Esku Dago fue impresionante, sobre todo si se tiene en cuenta que su organización y difusión resulta del trabajo de unos ciudadanos anónimos que se han pateado los territorios para ponerla en marcha, y —yo estoy convencido— al margen de los partidos. Sólo al final se sumaron, y no desde el punto de vista organizativo y movilizador, este trabajo ya estaba hecho. Grosso modoel 5 %o de la población total se echó a las calles y las carreteras, si esto es así el éxito es mayúsculo. Aún mayor si se considera que todo el espectro social se hallaba presente. A la fiesta, que de eso se trataba, se unieron las generaciones, padres, hijos y abuelos.

El anhelo de independencia estaba presente, no se puede negar, pero si pensamos que ese era el leitmotiv o, más correctamente, el motivo central, creo que nos equivocamos profundamente. Ni siquiera creo que el derecho a decidir o de libre determinación en cuanto a la relación de Euskalherria con el Reino vecino, sea tampoco lo más importante, o, cuando menos, lo único.

En menor medida, por la situación de base, que en el Reino de España, se ha producido una repolitización de la sociedad y gran parte de esta repolitización es ajena a las instituciones, no se considera representada y entiende que su derecho a decidir, (reitero, no sólo a en lo que se refiere a la cuestión identitaria) no se puede ver limitado a votar de vez en cuando. Sí es cierto que Euskalherrria tiene una circunstancia distinta, la cuestión nacional, pero también confluyen otros factores. Sino, una prueba de lo que digo si puede ser un indicio que en las últimas elecciones, entre la marca vasca de Izquierda Unida y Podemos han obtenido unos inesperados cien mil votos.

Esta izquierda españolista ha alcanzado al PSE y las previsiones parecen conducir a que lo sobrepase. Podemos se sumó en último momento a la movilización. También parece que bases y votantes del PSE acudieron a las carreteras el domingo pasado y lo mismo cabe decir de los de Izquierda Unida. La coincidencia entre las izquierdas en la movilización, la vasca y la española, se halla precisamente en la razón de la convocatoria, el derecho a decidir, pero esta reclamación social, no está limitada sino que comprende un amplio deseo de participación en los asuntos políticos y socioeconómicos. La abdicación del Rey y la sucesión en la jefatura del Estado es un ejemplo claro. Se ha hurtado a la sociedad la posibilidad de pronunciarse, siquiera con carácter consultivo. Se esgrime como justificación la manida Constitución Española, (cuyo nivel de cumplimiento merecería una reflexión pausada). Se le dice a la sociedad que la Constitución tiene sus cauces para ser modificada.

Lo cierto es que estos argumentos son torticeros y tramposos. Me explico. En primer lugar se ofrece como cauce un procedimiento agravadísimo difícil y largo, por sí mismo de carácter extraordinario, en lugar de un cauce de participación sencillo, habitual en cierta medida y que deba ser tenido en cuenta por los representantes políticos. En segundo lugar, la única manera de modificar el statu quo es a través de unas elecciones generales que se rigen por una ley electoral que beneficia de manera desproporcionada a los dos partidos más votados.

Se consagra un bipartidismo institucional que ha permitido a los dos grandes partidos una vida muy cómoda al margen de la sociedad. No sé si el Partido Popular puede permitirse seguir en esta situación, responder ante la Ley D´Hondt, en vez de ante los ciudadanos, pero parece que el Partido Socialista no. Lo que lo está desangrando es precisamente, el derecho a decidir, el Gure Esku Dago, de cada ciudadano, también de los españoles que reclaman su soberanía frente a los mercados, frente a la corrupción y frente a la mera participación representativa, que ni votar en conciencia permite a los representantes.

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