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Una escuela para ciclistas urbanos

La asociación Biciescuela Valencia enseña a los ciclistas a ir al trabajo por la calzada y con seguridad

Dos turistas extranjeros recorren Valencia en bicicleta.
Dos turistas extranjeros recorren Valencia en bicicleta.CARLES FRANCESC

Valencia es la ciudad ideal para la bicicleta: hace buen tiempo todo el año y no tiene pendiente. Barata, ligera y fácil de aparcar, en los últimos años, quizá por el azote de la crisis, la bici ha irrumpido como medio de transporte habitual. Pero circular no es coger la bici y poco más. Con una ordenanza municipal que prohíbe conducir por las aceras, los ciclistas que se lanzan a la calle se sienten inseguros. La asociación Biciescuela Valencia ha iniciado desde hace unos meses un taller en el que acompañan a los ciclistas urbanos a sus trabajos para que aprendan a ir por la calzada, en hora punta y con seguridad.

La dinámica del grupo recuerda a las bandadas de aves. Un monitor guía va delante. Le sigue el aprendiz que circula por el centro del carril y, tras él, un par de miembros de Biciescuela, en paralelo, le cubren las espaldas. Si el alumno se equivoca o no consigue señalizar correctamente, los últimos monitores se encargarán de hacer las indicaciones para que los coches anticipen su movimiento.

“El objetivo es que la gente se acostumbre al tráfico y pierda el miedo”, explica Antonio Mateu, presidente de esta asociación sin ánimo de lucro. “La bici es un vehículo y como tal, debe ir por la calzada porque somos tráfico”, remarca. Con esta actividad, que ofrecen de manera gratuita, han acompañado ya a 25 personas en el último mes. En Biciescuela explican que no se necesita tener un vehículo de último modelo sino respetar unas normas de circulación que son para todos: el semáforo en rojo es para parar y las bicis no son una excepción; cada movimiento lateral se señaliza con los brazos y el carril bus, como su nombre indica, es exclusivo para autobuses y excluyente para bicicletas.

El objetivo es que se acostumbren al tráfico y pierdan el miedo

“Lo importante es hacerte visible. Cuando llega un semáforo en rojo y estoy la primera del carril, me gusta avanzar un poco y traspasar la línea para que los coches de los lados me vean bien. Así me tienen en cuenta cuando se pone en verde y van a arrancar”, explica Ana García Sevilla, vicepresidenta de Biciescuela. La ordenanza municipal de Tráfico de Valencia exige a los ciclistas que en las zonas donde no hay carril bici, circulen por la calzada. Pero en hora punta, cuando todos parecen tener prisa, la convivencia sobre el asfalto se complica.

“Uso la bici todos los días para ir al trabajo, pero desde hace unos meses tenía dudas sobre como circular para que los coches no me adelantaran con esa agresividad”, cuenta Eva Aparisi, alumna de la Biciescuela, a la que han acompañado dos veces en las últimas semanas. Cada mañana, cerca de las nueve, Eva recorre la Gran Vía, la Calle Xàtiva y Guillén de Castro, en medio de cientos de vehículos que aprietan el acelerador porque llegan tarde a trabajar. “Hace un año le cogí miedo a la bici porque mi ruta es bastante peligrosa y la gente conduce a lo bestia. Este invierno pensé, pero ¿por qué tengo yo que dejar de ir en bici? Conocí Biciescuela y pensé que ellos podían ayudarme para ver si cometo infracciones. Y me han ayudado bastante”, cuenta.

No circular por el carril bus sino por el contiguo, señalizar y conducir por el centro de tu carril son las tres primeras claves fundamentales para evitar riesgos. “Circulando así me han dejado de pitar porque me respetan como vehículo”, explica Eva. Tanto si eres un ciclista experimentado como si acabas de subirte a las dos ruedas, aprender a moverte en la ciudad resulta útil.

El semáforo en rojo es para detenerse y las bicis no son una excepción

“Trabajo en la Universitat Politècnica hace 15 años. Opté por la bici porque cuando iba en coche, no encontraba aparcamiento, el bus tardaba un montón y al final esto era lo más sencillo”, cuenta Cristina Gallano, otra alumna de Biciescuela. Explica que acude al trabajo a mediodía, momento de bastante tráfico, porque es el paréntesis de la comida. “La bici es ideal pero me daba miedo porque los conductores no respetan, las bicis dudamos mucho y generamos situaciones de peligro”, reconoce. El gran éxito de Valenbisi [servicio municipal de alquiler], que tiene en la calle 2.750 bicicletas ha hecho que cualquiera tenga acceso a este vehículo y sea todavía más habitual en la ciudad. “No conoces tus derechos y este taller puede ayudar a quienes cogen una bicicleta pública y no saben qué tienen que hacer”, agrega Cristina.

A las empresas no les pasa desapercibido el uso creciente de la bicicleta para ir hasta los centros de trabajo y son muchas las que empiezan a valorar los beneficios de desplazarse y hacer actividad física al mismo tiempo. Los talleres ciclistas empiezan también a aprovechar un nuevo nicho de mercado abierto por los ciclistas urbanos.

Serbicis, es el primer taller en Valencia que repara bicicletas a domicilio. Su propietario, Abel Gómez, ofrece a las empresas sus servicios para que, sin coste para el empresario, sus empleados puedan ir al trabajo en bicicleta y tenerla reparada mientras realizan su jornada laboral. “La empresa solo tiene que ofrecer el servicio de reparación a clientes y trabajadores mientras están en sus instalaciones y nosotros nos encargamos de todo: de la recogida y entrega de la bici en la oficina o la fábrica, elaborar y distribuir los carteles informativos, especificar las tarifas de precios para los usuarios...”, cuenta el gerente de Serbicis, Abel Gómez.

En su taller, abierto hace menos de un año, tienen una idea clara: “Una persona que va en bici al trabajo es más prudente, más responsable, más sana y más feliz. Si conseguimos que las empresas sean conscientes de todas estas ventajas, tendrán un nuevo valor, un nuevo principio, la empresa será más saludable y su plantilla mucho más productiva”.

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