Alpargatas contra Android
El escritor, que acaba de publicar ‘Alabanza’, elige aquellas calles donde se mezclan estilos, curiosidades y algún rincón donde leer, ya sea librería o biblioteca
1. Biblioteca José Hierro. Durante años ha sido mi biblioteca habitual. Es bonita, amplísima, bien dotada. Creo conocer todas las bibliotecas de Madrid, y no me costaría nada nombrar muchas otras. La de Puerta de Toledo, por ejemplo, es la que mejor me pilla de mi casa. En todas se goza del inmenso placer de leer sin que medie un desembolso, se encuentran todos los libros, se descubren muchos otros también. Me gusta especialmente que las bibliotecas me propongan libros, desde los anaqueles de entrada (Calle de María Sevilla Diago, 13).
2. Calle del León. Céntrica, está en Huertas y en ella concurren un buen número de locales que me entusiasman. El vermú del restaurante Cervantes puede que sea el mejor de Madrid; el ambiente de Casa Pueblo resulta impunemente literario; La piola es el lugar ideal para quedar con ese amigo “moderno”...
3. Café Pepe Botella. He ido mucho, en diversas etapas de mi vida. Seguramente no hay otro café en Madrid cuyo eventual cierre me vaya a doler tanto (Calle de San Andrés, 12).
El autor alabado
Alberto Olmos (Segovia, 1975). En 2010 fue seleccionado por la revista literaria Granta entre los 22 mejores escritores en lengua castellana menores de 35 años. Ahora publica Alabanza (Mondadori), novela sobre el amor ambientada en un paraje rural.
4. Calle de Santa Isabel. En primera línea del frente de las lomas de Lavapiés, se ha revitalizado de forma increíble en los últimos años y tiene varias terrazas muy animadas. Desde el Más Corazón a La caña, bares y gentes y desinhibición a raudales.
5. Il morto che parla. Este restaurante italiano de decoración desmañada y disposición confusa es el último gran descubrimiento de mi ocio nocturno. Me encanta su espíritu malasañero, aunque esté en Lavapiés, ese vivir en camiseta y perder la cuenta de las copas (Salitre, 31).
6. La cola de la alpargatería. Si caminas por la calle de Toledo hacia la plaza Mayor y ves una cola enorme a la puerta de una tienda, no pienses que venden ordenadores o tabletas: ¡venden alpargatas! A veces da mucho gusto ver dónde gasta la gente su dinero.
7. Calle de Dolores Barranco. Es nuestro barrio chino, en Usera, al sur. Recorrerla depara curiosas sorpresas, desde las numerosas peluquerías y restaurantes a un diminuto videoclub de cine asiático. En ella puede verse a la anciana china de indumentaria tradicional convivir con las nuevas generaciones ostentosas que circulan por el barrio en limusina.
8. Calle de Concepción Jerónima. Un recorte de ciudad del que me quedé prendado cuando vivía por Tirso de Molina. La mezcla de fachadas (hay una abombada fabulosa), pináculos, callejones y cielo me maravilla.
9. Micro-viviendas. Últimamente he estado en habitaciones de hotel que eran más grandes que mi casa. Buhardillas, bajos, extraños áticos o estudios colgados del cielo de Madrid, con vistas casi furtivas sobre la ciudad, y vecinos misteriosos, una vida que más que bohemia debemos llamar precaria, y que es la vida y la vivienda que se ven obligados a llevar la mayoría de mis amigos y conocidos.
10. Librería Méndez. He ido poco, pero iré mucho más, pues me ha gustado la sencillez de esta librería, los pocos libros, el estupendo trato que dispensa el librero, ese papel verde con que envuelve para regalo una novela... Todo tranquilo y agradable (Calle Mayor, 18).
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