Un muro para recordar el 1714
Una construcción efímera en la Ciutadella evoca el asedio a Barcelona
Los rostros del presidente de la Generalitat, Lluis Companys, y el del músico Pau Casals irán tomando forma progresivamente en un muro de casi 70 metros de longitud que se ha instalado en medio del paso de los Til·lers del parque de la Ciutadella. Una construcción que quiere evocar—hasta cierto punto— el Baluarte de Santa Clara de la fortificación de la Barcelona que cayó en 1714 frente a las tropas borbónicas. Está colocado en la misma posición que aquél y rematado por una estructura metálica, en forma de torre, también en la posición que tuvo la torre de Sant Joan de la muralla barcelonesa. Es El mur de la Ciutadella, una construcción de entre 4 y 7 metros de altura que interpreta la muralla histórica de Barcelona.
La parte central la forman 34 piezas de hormigón —muy parecidos a los que se utilizan para separar lugares en conflicto— y están rematadas a uno y otro lado por una construcción de acero. En uno de esos flancos se ha representado el hueco que se abrió en la muralla por donde entraron las tropas borbónicas hace 300 años. El mur de la Ciutadella es la primera de las siete construcciones efímeras que se verán en la ciudad esta primavera dentro del proyecto BCN RE.SET, comisariado por la arquitecta Benedetta Tagliabue y Àlex Ollé (La fura dels baus). Todas son intervenciones en céntricas plazas y calles de Ciutat Vella ideadas a modo de circuito para conmemorar el Tricentenario y forman parte de los actos que ha organizado el Ayuntamiento de Barcelona. El muro y las otras acciones —que se podrán ver a partir del 11 de junio— han costado 539.000 euros. Todas se desmontarán pasado el 11 de septiembre. “Lo más probable es que se reciclen”, señala la arquitecto Tagliabue.
En una de las caras del muro, varios muralistas contemporáneos—Aryz, Sixe Paredes, San y Jorge Rodríguez Gerada—plasmarán sus interpretaciones de lo que ocurrió hace 300 años, de otros hechos históricos y de imágenes de la ciudad. Es en esa parte del muro donde aparecerán los rostros de Casals y Companys. “Es el espacio donde se expresará la simbología”, apuntó Ollé en la presentación del montaje. La otra cara del muro estará abierta a lo quiera pintar o expresar cualquiera. Con todo, sí que habrá cierto control, el de las entidades que se encargarán de dinamizar ese lado del muro. El montaje se completa con un recorrido de juegos —diseñado por el escritor Màrius Serra— que se corresponden con hechos históricos.
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