Ourense boicoteará una estación de tren que no sea la de Norman Foster

Al alcalde socialista de Ourense se le acabó la paciencia. Tras dos años de parálisis en la tramitación de la nueva estación de tren diseñada por Norman Foster, Agustín Fernández pide explicaciones a la ministra de Fomento y anuncia que su gobierno boicoteará cualquier proyecto que no sea el del arquitecto británico o uno de su nivel. “Exijo en nombre de la ciudad que Ana Pastor explique por qué hemos perdido dos años sin solución en la integración de la alta velocidad”, afirma el regidor, visiblemente molesto. El anterior Gobierno socialista adjudicó en diciembre de 2011(en funciones) el proyecto a la unión temporal de empresas formada por Foster, GOC y Juan Cabanelas.

“Si no se construye la estación, este gobierno municipal no va a recalificar ni un solo metro cuadrado del espacio liberado con la llegada del AVE”, amenazó Fernández, calificando de “asalto” y “agresión” la actitud de Fomento desde el cambio de color político en La Moncloa. El alcalde ourensano afirmó que el proyecto “no es ningún capricho” ya que se financiará con la recalificación del suelo liberado tras la integración de la trama ferroviaria que atraviesa la ciudad y anunció que el Ayuntamiento aportará cinco millones para las obras, si las plusvalías urbanísticas no cubren la totalidad del coste.

Fuentes técnicas consultadas explican que el retraso en la tramitación de la estación no está asociado a la falta de fondos ya que el coste “es un gasto perfectamente asumible para el presupuesto milmillonario del ministerio”. Estas mismas fuentes matizan que atiende a la “intención del PP de inaugurar la línea a Madrid utilizando de forma provisional el viejo trazado ferroviario que atraviesa Ourense, para poder cumplir así el plazo marcado de 2018”. De hecho, el ministerio acaba de introducir cambios en los últimos 17 kilómetros de la línea de alta velocidad, recortando prestaciones e inversión a la mitad. Hace meses ya ordenó instalar vía única en grandes tramos de Castilla y León para ahorrar y poder abrir nuevos tramos el año que viene.

El proyecto se volvió económicamente inviable tras la llegada del PP al Gobierno central. La ministra Pastor aparcó la idea y esta misma semana, el secretario general de Infraestructuras explicó en respuesta a una pregunta de la diputada socialista, Laura Seara, que consensuará un proyecto “viable e intermodal” ya que el de Foster es demasiado caro. Según el estudio de costes, la estación apenas superaría una inversión de 14 millones, pero la cubrición de la enorme playa de vías y la reurbanización de los talleres ferroviarios anexos sumaría otros 24 millones de euros.

En Vigo se invertirá el doble en menos superficie

Los recortes ferroviarios en tiempos de crisis van por barrios. Al Ministerio de Fomento le parece desproporcionada una inversión de 85 millones (40 según el Ayuntamiento) para reurbanizar los 200.000 metros cuadrados que ocupan la estación y los talleres de Ourense. Sin embargo, mantiene el proyecto de la estación de Vigo con una inversión de 126 millones en una superficie de 80.000 metros cuadrados. Es decir, el proyecto vigués costará el doble para la mitad de superficie, debido a las excavaciones necesarias para que el tren llega soterrado.

El documento interno de Fomento filtrado en junio de 2013 que proponía recortes en todos los proyectos ferroviarios a desarrollar en el Estado, también aplicaba la tijera en la nueva estación ourensana. Ese informe propone “la adecuación del actual” edificio de viajeros construido por Franco ya que “se pospone la estación singular diseñada por Norman Foster (proyecto adjudicado pero aún no contratado)”. También estipula “una reordenación de la playa de vías distinta de la inicialmente considerada que resulte compatible con la actuación planificada a desarrollar en un horizonte posterior”. El ministerio rebajó a un “simple borrador” aquel documento, pero los recortes propuestos en él se están materializando según avanzan los meses. En la nueva estación de Vigo ya en obras, se ultiman rebajas en el proyecto del arquitecto estadounidense Thom Mayne aunque se mantiene la inversión millonaria y las trazas básicas del diseño original.