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Vender más libros pese a la crisis

Luz Gabás y Luis García Montero protagonizan la primera jornada de la cita bibliófila de Valencia

Visitantes en una de las casetas de la Fira del Llibre de Valencia.
Visitantes en una de las casetas de la Fira del Llibre de Valencia.MÒNICA TORRES

Superar las cifras de asistencia de 2013 no será difícil para la 49ª Fira del Llibre de Valencia, que este jueves empezó en los jardines de Viveros, si se mantiene el buen tiempo previsto, aseguraba la directora del certamen, Glòria Mañas. El objetivo es acercarse a las 400.000 personas, que fueron los asistentes hace dos años, porque en la 48 edición llovió casi la mitad del tiempo y “en seis días no se puede recuperar lo perdido en cinco”. La de este jueves comenzó con sol radiante y abundante público, que por la tarde iba cargado de bolsas en un buen porcentaje. “Son tiempos de necesaria literatura, buenos tiempos para la lírica”, afirmaba Luis García Montero, que fue el primero en firmar ejemplares de su libro, Alguien dice tu nombre, y por la tarde fue presentado por el valenciano Carlos Marzal, que también rubricó copias de su Arquitectura del aire.

“Cuando hay crisis de valores, y esta lo es, hace falta la poesía”, afirmaba García Montero, atribuyendo al género lectores orgullosos, que no se conforman con el blanco o el negro”, como los jóvenes que pedían una dedicatoria y le reconfortaban, porque veía en ellos “la misma pasión” que tenía a su edad y le hacen “sentirse útil”.

 Su nueva novela, así como Regreso a tu piel, la de Luz Gabás, que también firmaba en la jornada inaugural, y los textos de Juan José Millás e Ignacio Martínez de Pisón son algunas de las novedades más recientes que se presentan personalmente en esta feria, junto a otros libros de la temporada. Las ventas, no obstante, siguen caminos inescrutables, como puede comprobarse al preguntar en las casetas sobre el primer libro vendido en esta edición.

Los libreros valencianos confían en alcanzar los 400.000 visitantes

El único que repitió en esta rápida consulta era el nuevo de la muy vendedora escritora sueca Camilla Läckberg, que “acababa de llegar”, explicaba un librero. El resto de la lista era variopinto. La ladrona de libros de Markus Zusak, fue la primera compra en otra, porque, explicaba la librera, “el año pasado se hizo una película del libro y, cuando hay película, vende”.

Un lector que estrenó la caja de una librería con El valle del asombro de Amy Tan, cargó otros cinco libros de la más diversa índole. Otras adquiciones primerizas fueron L’estanc de foc, de Silvestre Vilaplana, por recomendación de librero, D’un temps... Crònica de un tiempo de lucha, de Pasqual Moreno, o La mort de Guillem de Jaume Fuster, entre los valencianos. La diversidad va desde una versión en inglés de Cumbres borrascosas, hasta El capital de Marx en dibujo manga, a La Metamorfosis kafkiana, pasando por La Fotografía de Penélope Lively, o libros infantiles de introducción a los dinosaurios o a la tecnología.

Las librerías institucionales presentaban también sus perqueños superventas: Lo que hacen los mejores estudiantes, de Ken Bain, en la Universitat de València, Una ciutat gran i populosa en el Ayuntamiento de Valencia, o el catálogo de la exposición Ídolos pop en el caso de la Diputación de Valencia. Al fondo de la feria, la poesía volvía a ser protagonista con la exposición-homenaje de los ilustradores valencianos a Antonio Machado en su aniversario.

El Consell estaba en otro sitio

J. M. J.

Si se descuenta la de Madrid por su carácter nacional, la Fira del Llibre de Valencia es la primera de España, por número de expositores, volumen de ventas y afluencia de visitantes. Los organizadores insisten cada vez más en este punto para ponerla en valor. Pero las principales autoridades parecen no tenerlo en cuenta.

A la misma hora que se inauguraba la feria, el presidente del Consell, Alberto Fabra, y la consejera de Cultura, María José Català, recibían en el Palau de la Generalitat al poeta valenciano Jaime Siles, declarado escritor del año por el Consell. El secretario autonómico, Rafael Ripoll, estaba camino de Sevilla a ver el partido del Valencia CF y la alcaldesa, Rita Barberá, asidua a la cita de Viveros, se encontraba en el acto de entrega del certificado del International Marine Certification Institute a la Marina Real Juan Carlos Primero.

La directora general del Libro, Marta Alonso, y la concejala Mayrén Beneyto eran las máximas representaciones institucionales. El portavoz socialista de cultura en las Cortes Valencianas, Juan Soto, calificó el nivel de representación de “ínfimo” y reflejo de “un nulo compromiso con la lectura”. Beneyto se refirió a la feria como uno de los actos culturales “más importantes” del año y le auguró éxito comercial y de público.

Marta Alonso habló en su discurso del “papel clave” de los libreros como “agentes culturales” y se mostró dispuesta a “trabajar conjuntamente” en el 50 aniversario de la feria. También dijo haber incrementado en un 20% las ayudas al sector. Aun siendo cierto, los 50.000 euros de ayuda concedidos por el Consell para la edición anterior aún no habían sido ingresados este jueves en la cuenta del Gremi de Llibrers. Su presidente, David Cases, no aludió a ello, sino que agradeció la colaboración de las instituciones, privadas y públicas. Reclamó la aplicación de la Llei del Llibre y una mayor dotación de las bibliotecas públicas.

El portavoz adjunto del grupo municipal socialista, Salvador Broseta consideró “muy escasa y mínima” la cantidad que el Ayuntamiento destina a la adquisición de fondos para las bibliotecas municipales, 102.000 euros que suponen el 0,01% de su presupuesto anual. La feria, proclamó Cases, “es un impulso momentáneo para los libreros \[un 10% de sus ventas anuales\], pero sobre todo es una fiesta”.

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