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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De coaliciones

Las encuestas apuntan una drástica reducción del agregado de los dos mayores partidos

Un rasgo común de las encuestas sobre intención de voto que circulan es el pronóstico de una drástica reducción del agregado de los dos mayores partidos. Por poner un ejemplo: desde el máximo del agregado PP/PSOE en las legislativas de 2008, el 83,1, hemos pasado al 58,7 en el sondeo de enero del CIS, una caída de veinticinco puntos en números redondos, y nada indica que esta tendencia vaya a revertir. Habrá que ver que pasa en mayo, pero lo que es seguro es que el resultado de los dos mayores va a estar lejos, muy lejos, del 81,9 de la anterior elección europea, y que la mayoría de los sondeos dan al agregado cifras que giran en torno a los 54 puntos, veintiocho menos que en 2009. Es en el escenario configurado por es brutal caída (en enero el voto directo de PP y PSOE para su mejor escenario, las legislativas, sumaba 22,6 puntos), en el que se venido e introducir en el debate político la cuestión de las coaliciones.

Vaya por delante que el recurso a la coalición de dos o más de dos partidos para formar una mayoría parlamentaria y, en su caso, un gobierno esta lejos de ser una anomalía. En estos momentos, si hacemos la salvedad de algún país de Europa del Este, como Hungría; la regla es la mayoría de coalición. Ninguno de los países grandes de la UE, tiene un parlamento mayoritario y ni siquiera el nuevo gobierno francés responde a una mayoría unipartidista. La necesidad de acuerdos para formar mayorías con capacidad para sostener un gobierno lejos de ser excepcional es la normalidad europea, en la que el caso español es, en este momento, casi una extravagancia. Todo apunta que vamos camino de ingresar en la normalidad europea. Pero…

No hay en España cultura de coalición. Nunca ha habido nada parecido no ya a un gobierno bi o tricolor, sino ni siquiera una mayoría parlamentaria pactada entre dos o más de dos partidos en el caso de la elección principal, la del Congreso. Es más los supuestos de coalición en el nivel autonómico son una clara excepción .La preferencia es clara a favor o bien de un partido mayoritario o cuasimayoritario, bien al gobierno monocolor en minoría. De hecho de los 17 gobiernos autonómicos solo uno, el andaluz, es de coalición. Y es claro que sin práctica coalicional difícilmente puede surgir una cultura de coalición.

En un contexto así se entiende sin dificultad que, habituados a ser mayoritarios o cuasi-mayoritarios y teniendo una marcada preferencia por un formato dualista o bipartito del sistema de partidos, el futurible de coaliciones necesarias despierte recelos muy fuertes en el seno de los dos partidos principales. Si se ve la necesidad de socios como una molesta complicación ( o directamente un incordio) y no como una situación normal no parece que un escenario inmediato que puede exigir mayorías parlamentarias y gobiernos pluripartidistas vaya ser precisamente fácil de gestionar. De hecho las experiencias preexistentes no abonan el optimismo: el bipartito gallego supuso la existencia de dos medios gobiernos en disputa entre si y con la oposición y el experimento del tripartito catalán no resultó muy diferente.Las muy recientes tensiones en la coalición andaluza parecen operar en el mismo sentido.

Los estudiosos del asunto suelen aceptar que una mayoría coalicional será tanto más sólida cuanto menores sean los conflictos de intereses, y mas baja sea la competencia electoral entre los socios. No es casual que el casi único caso de gobierno de coalición estable, duradero y con éxito sea uno que responde a la primera preferencia de los electores y se base en un pacto entre dos partidos especializados que, por razón de esa especialización, no compiten entre sí: el bipartito PNV/PSOE vasco.

Nada de esto se avizora en nuestro inmediato futuro: todos los partidos menores compiten con al menos uno de los partidos mayores, y no son raros los casos que compiten con los dos. Si IU sólo compite con los socialdemócratas tanto Compromis como UPyD atraen electores , y por ello compiten, con los dos partidos mayores al mismo tiempo. Eso es claro en el caso de UPyD, espacialmente ubicado entre PP y PSOE, pero también lo es en el caso de Compromís, cuya capacidad par atraer electores antiguos votantes del PP entre los jóvenes de clase media urbana ya se manifestó en las anteriores municipales, y se ha acentuado entre los empleados públicos y los profesionales desde entonces. Los desesperados intentos de la dirigencia conservadora para demonizar a M.Oltra o a E.Morera no son irracionales precisamente ,aunque poco tengan que ver con la realidad. Ya lo dice mi amigo el ronco: “Manolo, si el Morera es más catolicón que tú”.

El escenario que se dibuja en el inmediato futuro no va a ser fácil de gestionar, porque viene a exigir cambios de mentalidad no sólo en los aparatos de los partidos, que también, sino que va a tener que enfrentarse ante el recelo de los electores. Cambiar de equipos y programas es rápido y fácil, cambiar de mentalidad no. Creánme: quienes hemos tenido que gestionar un electorado que no quiere mayorías absolutas, no quiere gobiernos inestables y no quiere pactos y coaliciones, lo sabemos muy bien .Porque eso de que el electorado es racional no es verdad, ni siquiera en los libros.

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