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Un líder en busca de “una victoria contundente”

Ximo Puig ha planteado su campaña como si su rival no existiera

Ximo Puig.
Ximo Puig.MÒNICA TORRES

El día que acababa el plazo para presentar avales, Ximo Puig se plantó en la sede socialista de la calle de Blanqueries, en Valencia, donde tiene su despacho de secretario general, con más de 8.600 apoyos. Exhibía así, con la firma del 52% de los militantes, su mayoría interna en el PSPV-PSOE, pese a que era consciente de que solo podía hacer valer oficialmente, a efectos de las primarias, el aval de un 20% de los afiliados. Nacido en 1959, Puig es diputado en el Congreso y no portavoz en las Cortes Valencianas, como sería lógico, porque solo es líder del partido desde el último congreso, celebrado en marzo de 2012 en Alicante, donde derrotó al entonces secretario general, Jorge Alarte, en el enésimo relevo al frente del socialismo valenciano.

Puig ha planteado su campaña como si su rival no existiera, identificando su nombre como el del futuro presidente de la Generalitat y escogiendo a quien todavía ocupa ese cargo, Alberto Fabra, como referencia de sus críticas. En esa misma línea, ha reclamado en el último tramo de la campaña “una victoria contundente para conseguir el cambio en la Comunidad Valenciana”.

Empeñado en hacer visible el socialismo valenciano dentro del PSOE (ha sido uno de los defensores de la instauración del sistema de primarias abiertas) Puig insiste en que hay que evidenciar “el problema valenciano” en España para reivindicar la modificación del sistema de financiación autonómica, que penaliza a una comunidad en horas muy bajas.

De perfil valencianista, Puig cuida las relaciones tanto con el PSC de Pere Navarro como con el PSOE andaluz de Susana Díaz, con quienes ha insistido en perfilar una alternativa claramente federalista en el PSOE. Y aunque pide para su partido el papel de “fuerza hegemónica”, cuida sus relaciones con la Coalició Compromís y con Esquerra Unida del País Valencià, fuerzas con las que tendrá que contar para desplazar al PP del poder en la Generalitat, según todas las encuestas.

No es nuevo en la plaza. Fue hombre de confianza de Joan Lerma en los años de Gobierno socialista en la Generalitat Valenciana, ha sido alcalde de Morella, su ciudad natal, así como diputado provincial y diputado autonómico. “Las primarias son un elemento clave para visibilizar la necesidad que tiene el país de cambio”, sostiene cuando se le pregunta por qué decidió adelantarlas. “En cualquier país de Europa”, alega, “con un 30% de paro, un 30% de deuda y un 30% de exclusión social, con un Gobierno del caos y la mancha de la corrupción que lo invade todo, se aprovecharían las elecciones europeas para convocar también las autonómicas”.

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