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‘Los hijos de Kennedy’ revisa la vigencia de los valores de los sesenta

Maribel Verdú, Emma Suárez y Ariadna Gil llegan a Alicante de la mano de Josep Maria Pou

Las actrices Emma Suárez, Ariadna Gil y Maribel Verdú con su director José María Pou
Las actrices Emma Suárez, Ariadna Gil y Maribel Verdú con su director José María PouBernardo Pérez

Poder negro, feminismo, pacifismo frente a la guerra fría… Los años sesenta recogieron los movimientos proderechos más importantes de la historia de Occidente; era el Camelot de los Kennedy, el lugar hacia donde miran cinco descendientes de aquella década en la obra que Josep Maria Pou trae este fin de semana al Teatro Principal de Alicante, Los Hijos de Kennedy. Medio siglo ha pasado desde entonces y aquellos que vivieron en la década en la que el hombre alcanzó la Luna, popularizó el consumo de marihuana o se entregó al amor libre ya no son los mismos. ¿O sí?

Los hijos de Kennedy, la pieza de teatro alternativo que Robert Patrick, pionero del Off Off Broadway (escena teatral neoyorquina donde los recintos no tienen más de 100 asientos por sala), se estrenó en Londres en la trastienda de un bar en 1973. El escritor texano recibió un premio Tony por su obra y a Pou, que la vio entonces, le dejó un poso difícil de olvidar, el del retrato del fin de una época.

Los hijos de Kennedy

Autor: Robert Patrick (1973).

Director: José María Pou.

Elenco: Emma Suárez, Maribel Verdú, Ariadna Gil, Fernando Cayo y Alex García.

Lugar: Teatro Principal de Alicante.

Horario: viernes 28, a las 20.30 horas; sábado 1 de febrero, a las 19.00 y 22.00 horas; y el domingo 2 de febrero, a las 18.00 horas.

Precios: 15, 21 y 28 euros.

Pou, Premio Nacional de Teatro, estrenó Los hijos de… en 1977 y ahora la rescata rodeándose de un elenco de actrices que nunca había coincidido sobre las tablas pese a haberse hecho la competencia casi toda su vida profesional: Emma Suárez, Ariadna Gil y Maribel Verdú, tres mujeres que suman cuatro Goya juntas.

El director y actor catalán pone a cinco fracasados ante la historia, gente enganchada a un pasado que se junta en un bar imaginario en el que no interactúan y se pisan las palabras. Son una trabajadora de clase media fiel seguidora de Kennedy (Suárez), una militante de la contracultura que surgía en el momento (Gil) y una aspirante a actriz de ánimo tembloroso y maleable como pudo ser Marilyn Monroe (Verdú) a las que se suman un soldado del Vietnam (Alex García) y un actor curtido en el underground de Nueva York (Fernando Cayo).

La obra, según avanza Pou en su sinopsis, hace que el espectador participe en un viaje en el tiempo al que es invitado por unos actores a asomarse a una época en la que confluyeron personajes como Martin Luther King o El Che, situaciones límite como la crisis de los misiles de Cuba o disidencias de todo tipo al ritmo de los Beatles o la guitarra de Jimi Hendrix.

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De todo aquello hace 50 años, ¿hemos cambiado tanto en esta Europa que se entregó con pasión aquellos aires de cambio? ¿Dónde quedó la Revolución de Terciopelo o el Mayo del 68? A juzgar por los subsaharianos que buscan una vida mejor a las puertas de España, el retroceso en la ley del aborto española o situaciones como las de una Ucrania al borde del conflicto entre pro-occidentales y filorusos, la sensación es que algún tipo de reivindicación interracial, feminista y pacifista sigue teniendo vigencia. Medio siglo después de que aquel 22 de noviembre de 1963 en el que un francotirador le voló la cabeza al presidente Kennedy mientras circulaba por una avenida de Dallas.

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