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La voz que salió de la cueva

La cantautora italiana Laura Furci presenta en Bogui Jazz su último disco, ‘Think con la tua cabeza’, una celebración de sus elecciones vitales tras dejarlo todo para recorrer el mundo

Laura Furci, el pasado miércoles en Madrid.
Laura Furci, el pasado miércoles en Madrid.ULY MARTÍN

“Vivía en una cueva, como en el cuento de Borges”, reconoce Laura Furci en un perfecto castellano apenas teñido de un ligero toque meridional. “Hasta que lo dejé todo y me fui”. Ocho años después de su viaje rumbo a lo desconocido, la cantautora italiana está en nuestra ciudad para presentar los temas de su nuevo disco plurilingüe, circunstancia que ya queda clara en el título: Think con la tua cabeza.Furci estará en Bogui Jazz (hasta el domingo, a solas con su piano (esta noche), y acompañada por Javier Colina, al contrabajo; y Guillermo McGill, a la batería (sábado y domingo).

De niña, Laura era la hija que toda madre quiere tener… hasta que dejó de serlo: “mis padres lo tenían todo planeado para hacer de mí una niña buena, y yo seguí fielmente su plan hasta que acabé en el conservatorio. “Ahora la vida es mía”, me dije. “He hecho todo lo que me habéis pedido, ¡adiós muy buenas!”. Punto final. Y llegué a Barcelona sin nada”.

Allí pasó por distintos trabajos, desde azafata de congresos hasta comercial de una marca de cigarrillos. La música a estas alturas era para ella un lejano recuerdo: “yo tocaba perfectamente a Chopin, Rachmaninov, Scriabin, muy bien... ¿y ahora dime qué haces con eso en una ciudad que no conoces?”. Laura vivía su nueva vida como el aprendiz de poeta al que el maestro recomienda olvidarse de la poesía: “Podría decir que estaba buscándome pero yo siempre he sabido lo que no quería ser. Toda mi vida he sentido una voz dentro de mí que me dice: “no sigas lo que te imponen”.

Una canción fruto de una noche de música ‘a cappella’

En el interior del cuadernillo que acompaña su nuevo disco puede verse a Laura Furci cantando de la mano del veterano Al Jarreau: "fue en el Festival de Grado. Me llamó para pedirme que saliera a cantar con él al final de su espectáculo. Yo me quedé de piedra: "cuando lo hayas decidido me dices"… así que salí, me cogió la mano y cantamos Caruso a cappella, y toda la gente se puso a cantarla con nosotros. Al día siguiente compuse Be shy tomorrow recordando aquella noche".

A año por ciudad, Laura conoció Barcelona, Madrid, Berlín, Nueva York… “uno siempre tiene una razón para irse y acaba encontrando una razón para quedarse”. Su estancia en la gaditana isla de San Fernando, sin embargo, estuvo revestida de unas características especiales: “fui allí como podría haber ido a cualquier otro lado, pero había sol, y playas vírgenes, y quién puede resistirse a eso…” durante seis años, Laura fue la única habitante de un piso en el castizo barrio de Gallineras, centro de la gitanería de San Fernando.

Allí retomó sus actividades musicales, aunque no exactamente del tipo al que estaba acostumbrada: “entré a cantar en una orquesta de baile, la Orquesta Casablanca, que era la tercera más grande de España; con ellos viajé mucho, hasta que conocí a un guitarrista inglés llamado Johnny Philips que había venido a aprender flamenco y montamos un repertorio de standards y bossa nova. Los domingos tocábamos en un barecillo pintoresco del barrio La Viña, para los amigos más que nada, hasta que un día vino a vernos Juan José Téllez. Al siguiente sacó un articulo a toda página: “Ella Fitzgerald ha resucitado en el barrio La Viña”. Y empezaron a venir otros músicos, entre ellos Javier Ruibal, y empecé a tocar con todos ellos, y a dar clases, y, por primera vez, a vivir de la música”.

En Think con la tua cabeza, los aires del Sur —Andalucía, Brasil…— aportan un toque distintivo a un repertorio introspectivo y jazzístico, marcado por la compleja personalidad de su autora: “tras Cádiz, la energía de Nueva York me transmitió algo que no sabía cómo explicar. En pocas palabras, o me tiraba por la ventana o escribía una canción”. Semiproducido en régimen de crowdfunding, Think con la tua cabeza refleja la personalidad multifacética de Laura Furci, entre cuyas influencias cita a RM Rilke —en uno de cuyos poemas se inspiró para componer Live the question— y Craig Taborn, el enigmático pianista de jazz con quien pasa consulta diaria vía WhatsApp, “una persona de una profundidad y una humildad increíbles”.

Superada la primera oída, la música de Laura Fursi termina pareciéndose únicamente a sí misma: “no sabría decir a qué suena mi música. De niña cantaba los grandes éxitos de mi país, luego descubrí la clásica y el jazz de vanguardia… en realidad, ninguna de mis canciones pretende ser un standard ni del jazz ni de nada, así que no busque parecidos. La cosa, por ejemplo, surgió uno de esos días en que no puedes más, y te sientas al piano, y hace sol, y no tienes ganas de luchar con tu cabeza… si lleva el ritmo de bossa nova es porque no hay nada como una bossa nova para un día como esos... puestos a definir, diría que mis canciones son reflexiones en voz alta: tengo un problema y me respondo a mí misma.

Laura Furci actúa en el Bogui Jazz (Barquillo, 29) hasta el domingo. 22.00. 10 euros.

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