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ROCK | Redd Kross
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Bello ruido melódico

Los hermanos McDonald llegan rejuvenecidos a la madurez tras un paréntesis discográfico de tres lustros

Puede que ni en el Whisky a Go Go angelino se profese tanta devoción por Redd Kross como la que volvió a demostrarles el público madrileño ayer en una abarrotadísima sala El Sol. Hubo que esperar hasta las 23.15 para que los hermanos McDonald prendieran la mecha de una noche alborozada como no suele acontecer en el lánguido enero. Los madrileños Layabouts, ruidosos, enmarañados e implacables, habían caldeado ya la pista con ese ardor incomparable de quien publica disco nuevo en cuestión de una semana. Pero Switchblade sister desató el entusiasmo desde el primer minuto. Pocos como el cuarteto de Hawthorne saben conjugar con naturalidad melodía y ruido bello: curioso comprobar, una vez más, que sus guitarras rechinan con tanta facilidad como brotan las armonías vocales.

La tercera pieza, Stay away from downtown, primera incursión en el reciente Researching the blues (2012), corroboró que el regreso de Jeff y Steven McDonald a los estudios de grabación supera todos los controles de calidad tras quince años de sequía. Su estribillo es puro power pop eufórico, pero con los amplis humeantes y la distorsión disparada. El despliegue melómano es permanente: hay algo de glam en el amaneramiento del tema que titula el disco o en los falsetes de Pretty please me, igual que Annie’s gone o The nu temptations solo pueden escribirse tras haber escuchado a Lennon con atención reverencial.

En cualquier caso, no puede negarse el poder rejuvenecedor del rock en las poses desafiantes de los cuatro (también el batería, amigo de los malabarismos con las baquetas), el postureo simpático y el vuelo de melenas, las exhibiciones aeróbicas al comienzo de Cover band’ Steven, el bajista, pone cara de pillo cuando dedica a su hijo I hate my school’ A los cuarenta y muchos, los arrebatos de punk (Crazy wold) sirven para conservar un espíritu veinteañero.

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