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El lienzo atribuido a Murillo podría ser una réplica de su taller

Enrique Valdivieso, el máximo experto en el pintor barroco, asegura que el original está en un museo de Nueva York

Margot Molina
Ecce homo, de Murillo, en el Museo de Arte de Heckscher, en Huntington (Nueva York).
Ecce homo, de Murillo, en el Museo de Arte de Heckscher, en Huntington (Nueva York).

Enrique Valdivieso, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y el mayor especialista en la obra de Murillo, asegura que el Ecce homo que el párroco Joaquín Caler presentó este jueves en Guadix (Granada) es "una réplica recortada" que podría haber salido del taller del artista barroco. El experto no está de acuerdo con la atribución a Murillo que han hecho de la obra el exdirector del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Enrique Pareja, y el restaurador Manuel Chiappi.

"El original se encuentra en el Museo de Arte de Heckscher [en Huntington (Nueva York)] y tiene más espacio arriba y a los lados", apuntó el especialista, autor entre otros muchos títulos de Murillo. Catálogo razonado de pinturas (2010), la obra más completa que se ha publicado sobre el artista sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682), un estudio de más de 600 páginas que actualiza el realizado por Diego Angulo hace 30 años.

"Las réplicas son obras que salen del taller del maestro, que ejecutan los discípulos y a las que el titular del taller daba los últimos retoques para imprimirle su sello personal. Es una obra dirigida por el maestro, pero no realizada por él", precisa Valdivieso. "Yo no puedo saber si la réplica de Guadix es coetánea o posterior a Murillo porque no he visto el original. El lienzo es como la cara de las personas, te dice muchas cosas".

"Hay una media docena de versiones de Ecce homo pintadas por Murillo. Es una obra que, generalmente, iba en pareja con una Virgen dolorosa con la que establece un diálogo. Un juego de correspondencia a través de los gestos y las miradas. El Museo del Prado conserva una de estas parejas que realizó Murillo, pintados de medio cuerpo", comenta el experto en arte barroco.

Según Valdivieso, la razón por la que Murillo repitió en tantas ocasiones esta iconografía es la gran devoción que los cristianos sentían por el Cristo cautivo. "El Ecce homo tenía tanta demanda porque en el siglo XVII era una obra de devoción. El concepto de la pintura religiosa como obra de arte es mucho más tardío, de finales del siglo XIX", aclara el historiador del Arte, quien añade que en la mayoría de los casos la pareja de lienzos se ha separado. "Por ejemplo, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla hay una magnífica dolorosa, sentada y de cuerpo entero, cuya pareja, el Ecce homo, está en la Diputación de Murcia", añade.

"Murillo, como otros artistas de su época, tenía una serie de modelos y cuando recibía el encargo de Ecce homo y dolorosa, o de una Inmaculada, le daba a elegir a sus clientes. Muchos de estos encargos los hicieron los aprendices de su taller y él se limitó a dar los últimos retoques. Sabemos que uno de sus principales discípulos fue Francisco Meneses Osorio, quien tan solo firmó obras cuando Murillo murió y él se estableció por su cuenta", afirma Enrique Valdivieso.

La obra que se presentó este jueves en la Catedral de Guadix, donde se expondrá durante un año, mide 72 centímetros de alto por 54,50 de ancho y su propietario lo adquirió a una familia sevillana que lo guardaba creyendo que era una obra del siglo XIX. La composición muestra a Cristo con una corona de espinas trenzada en la cabeza, los brazos cruzados atados por las muñecas y sosteniendo una caña a modo de cetro real.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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