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El radical frustrado

Fernández Sevilla se va sin señalar a su amigo y antecesor, Manuel Pastrana, y sin proponer las medidas extremas con las que quería luchar contra el paro

Raúl Limón
Pastrana felicita a su sucesor, Francisco Fernández, tras ser elegido el pasado mes de mayo.
Pastrana felicita a su sucesor, Francisco Fernández, tras ser elegido el pasado mes de mayo. Paco Puentes

Francisco Fernández Sevilla (Berja, Almería, 1960) se sorprendió a sí mismo cuando no pudo hacerle caso a su nieto tan solo dos meses después de haber llegado a la secretaría general de UGT en Andalucía porque era incapaz de quitarse de la cabeza las primeras denuncias sobre irregularidades en el uso de ayudas públicas. Entonces y ahora, está convencido de que es víctima de un ataque orquestado por la derecha contra el sindicalismo por su activa participación en la última derrota electoral del PP en la comunidad andaluza frente a la izquierda y armado con información difundida tras la aplicación de un expediente de regulación de empleo en el sindicato que ha costado el puesto a 159 personas. Sus críticos lo califican de "bicho".

Arenas arropado por dirigentes populares en el balcón del PP de Sevilla y con la pancarta de agradecimiento sin desplegar.
Arenas arropado por dirigentes populares en el balcón del PP de Sevilla y con la pancarta de agradecimiento sin desplegar.CRISTINA QUICLER (AFP)

Licenciado en Geografía e Historia, casado y con cuatro hijos, milita en UGT desde los 17 años, donde empezó ligado a la Federación de Trabajadores de la Tierra en Almería. Como secretario de Organización de la anterior dirección, la que encabezó su amigo e histórico dirigente, Manuel Pastrana, instó a los comités laborales a que empresa por empresa hicieran campaña en favor de la izquierda. Y fue efectiva, porque el candidato del PP en las últimas elecciones autonómicas, Javier Arenas, se quedó en el balcón sin poder desplegar la pancarta que tenía ya colgada con la palabra “gracias”. “No nos lo han perdonado”, ha asegurado en reiteradas ocasiones.

Fernández Sevilla fue aupado por su amigo Pastrana para sucederle hace menos de seis meses. Se garantizaba así una dirección leal ante una etapa que ya presuponían conflictiva y con una oposición interna latente. Desde que accedió al cargo el pasado mes de mayo hizo un llamamiento a la “radicalidad” porque entiende que no caben medias tintas en una comunidad con más de un 30% de paro y colectivos como jóvenes y mayores condenados a una peor vida.

Vídeo: UGT Andalucía

“La inmensa mayoría de los jóvenes carece hoy de perspectiva laboral y los mayores de 50 años van a tener que asumir que quizás no vuelvan a encontrar empleo”, justificaba. Pero no ha podido ni siquiera plantear sus primeras medidas, que incluían la puesta en marcha de un plan de empleo urbano similar al PER rural.

Se ha visto sometido a una incesante campaña de informaciones que han terminado por torcer el apoyo inicial que obtuvo de su máximo responsable, Cándido Méndez. Tampoco ha obtenido crédito del nuevo Gobierno de la socialista Susana Díaz en Andalucía.

Asegura que detrás está la “derecha más rancia”, que “cree en la beneficencia” y pretende, en su opinión, que “la situación de recortes y pérdida de derechos se vea como natural y los ciudadanos seamos dóciles”.

Todas las denuncias publicadas hasta la fecha hacen referencia a la etapa de Pastrana como secretario general, pero Fernández Sevilla nunca ha señalado a su amigo, que se encuentra enfermo. Ha defendido siempre su inocencia y, ahora, asumido toda la responsabilidad.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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