_
_
_
_

La reina que vuelve a brillar

Stefanie Ringes lideró Lions in Love, grupo que encarnó la creatividad 'underground' madrileña cuando la movida dejó paso a la cultura del club. Ahora canta 'reggae' con ShiBa y graba música sanadora por su cuenta

Diego A. Manrique
Stefanie Ringers, cantante, en la Gran Vía.
Stefanie Ringers, cantante, en la Gran Vía.KIKE PARA

Impecable y misteriosa, Stefanie Ringes (Leidschendam, Holanda, 1968) se desliza en el hall del hotel madrileño donde se ha citado con el periodista. Hay un equipo de televisión entrevistando en directo a una modelo, pero Stefanie atrae las miradas de los clientes del Emperador. No saben quién es pero han reconocido la presencia del carisma.

Hace 20, 25 años, Stefanie era la vocalista de Lions in Love, un grupo que unía psicodelia y música de baile, aureolado por una fama de transgresores vitales. No llegaron a tener éxitos, aunque temas como Pulseras o Hypnoparty siguen reverberando. Sí se convirtieron en grupo de culto en la Argentina, debido a su leyenda libertina y a la trayectoria de sus integrantes: aparte de Stefani, estaban Daniel Melingo, Willy Crook, Guillermo Piccolini o Pablo Guadalupe. “Ya nos hemos reunido en dos ocasiones, exclusivamente para tocar en Argentina”, se asombra. “Es muy hermoso, el público es juvenil, gente que nos ha conocido por Internet”.

Hoy, Stefanie está trabajando en uno de sus varios proyectos musicales: ShiBa. Ha vuelto a Madrid para grabar el vídeo de la canción Give me all, con la compañía del coreógrafo Danni Pannullo. “¿No es maravilloso? Fueron cinco o seis años y todavía puedo ir tirando de las amistades que hice en Madrid. Ya sé que vosotros sois muy pesimistas, pero yo vuelvo aquí y encuentro que todo el mundo está haciendo cosas. Soy yo la que tiene que decir: ‘eh, parad un momento y mirad al cielo. ¡El cielo de Madrid es único!”.

Tal vez en su anterior estancia no tuvo muchas ocasiones de apreciarlo. Lions in Love tendía a los horarios nocturnos. Era, en palabras de Melingo, “una comuna de amor libre”. La base estaba en un chalet de la Colonia de los Ángeles: “Vivíamos en el primer piso, abajo estaba el estudio Vulcano que usábamos nosotros pero también Fangoria. Sí, la verdad es que hacíamos fiestones que duraban varios días. Qué quieres, íbamos de rockeros y de destroyers. ¡Yo era una veinteañera! Cuando no teníamos fiesta, íbamos al Morocco o al Stella, que también eran locales de Pito [el legendario mánager de Fangoria y Héroes del Silencio]”.

Hubo mucho de todo, recuerda. “Menos el éxito. Nos tocó la época en que creció la cerrazón de los medios, se apostó por el pop más simplón. Recuerda que Los Rodríguez, que eran de lo más accesibles, tardaron muchos años en asentarse”. Y Stefanie se quemó: “Yo procuraba tocar siempre sobria pero no puedo decir lo mismo de algunos de los chicos. Hasta que comprendí que aquella era una vida bastante tóxica”.

En busca de “la pureza”, aterrizó en Formentera. “Fuí de vacaciones, me enamoré y tuve a mi hija, Assia. Digamos que pasé cinco años en comunión con la naturaleza”. Rechaza el rumor de que se apuntó a una secta hinduista: “¡Soy completamente atea! Otra cosa es que me atrajeran las canciones devocionales del bhakti. Investigué en el arte vocal de la India: creo en el poder sanador de algunas músicas y he grabado mantras que, lo sé, han ayudado a mucha gente”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Cuando acabó la etapa baleárica, Stefanie paró en Barcelona, rumbo a su país natal: “Éramos tres: la niña, una perra y yo. Fue como un relámpago: decidí que no se merecían el clima holandés, que quería quedarme en España. En Formentera había tratado a gente de Macaco y de Ojos de Brujo, que me ayudaron a integrarme en el ambiente musical”.

Su perfil profesional se parece al de tantos músicos que nadan entre los restos del naufragio de la industria musical: “Trabajo en mi propio estudio, en los alrededores del Mercat del Born, aunque grabo las baterías y otros detalles en estudios profesionales”. Se autoproduce y se autoedita, claro: “Lo que hacemos es muy artesanal, ya nadie piensa en vender miles de discos. Pero estoy orgullosa: el sello se llama Libre Albedrío Records”. También multiplica su oferta: “ShiBa es la línea más bailable, canto en inglés y en castellano. Tengo aparte un grupo más intimista, La Flamme; ahora vamos a actuar en el Casino de Barcelona”.

Una semana en Madrid no da para reconectar con todas las personas que Stefanie desearía: pregunta por Alberto García-Alix, Edi Clavo y otros antiguos conocidos. “Como se decía entonces, Madrid me mata. Salí el otro día y me encontré con una manifestación contra las limitaciones al aborto. Me olvidé de todo y me uní. Aluciné al pensar que haya que luchar por los mismos derechos por los que ya combatieron mi madre y sus amigas”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_