Señales preocupantes del fascismo
Si algo está recorriendo Europa es la angustia y la preocupación por el aumento de sentimientos xenófobos y racistas
En la grave situación económica que estamos atravesando, con miles de personas y hogares en el umbral de la pobreza, sin posibilidad de encontrar un empleo, viviendo con la angustia y la desesperanza de no ver el final del túnel, al tiempo que siguen apareciendo casos de corrupción, comportamientos faltos de ética, y la sensación de impunidad campando por doquier, sin que nadie asuma responsabilidades que la ciudadanía perciban como ejemplares, falta echar una cerilla para que todo arda.
La ciudadanía ya no es indiferente, ahora está indignada, y además muchos sufren una crisis que les ha venido encima sin esperarlo, sin estar preparados, y en algunos casos, siendo víctimas claras de la injusticia o la estafa, como el caso de los desahucios o de las preferentes.
Lamentablemente, a veces, surge en las conversaciones la preocupación de que cualquier día ocurrirá algo irremediable, porque las manifestaciones que se suceden una tras otra están cayendo en saco roto frente a la insensibilidad del gobierno. Mareas verdes, la sanidad, la ciencia, la cultura, los estafados, los desahuciados, los dependientes… son claramente ignorados bajo esa consigna del PP de que hay que escuchar “a la mayoría silenciosa”, como si todos los que estuvieran en sus casas significara que apoyan esta desastrosa gestión del PP. El PP siempre suele actuar así: ¡a toque de corneta! Todos a una repitiendo el mismo mensaje a ver si así consiguen cambiar la percepción social, ya que no pueden cambiar la realidad. Y como la gestión del gobierno y la valoración de sus ministros cae en picado, en vez de remediarlo modificando sus acciones y escuchando los lamentos de los españoles, deciden hacer una campaña de promoción, donde todos sus cargos públicos salgan a explicar lo inexplicable.
Y en este ambiente espeso y extraño, como si fuera el preludio de una tormenta a punto de estallar, el paro sigue subiendo. Menos que otros años, ¡faltaría más!, si ya estamos casi todos parados, en ERE, reducidos, acomplejados, recortados, o emigrados.
Por eso, llamo la atención sobre unos acontecimientos que últimamente se suceden en un tiempo demasiado corto y que ya no parecen accidentales: la exposición de banderas preconstitucionales, de esvásticas, de elementos fascistas y nazis, y de jóvenes (o no tan jóvenes) cachorros con el brazo en alto.
No sé cuánto de preocupado estará el PP por lo que está sucediendo, pero sí estoy convencida que debe cortarlo cuanto antes, y no puede dejarlo crecer.
Si algo está recorriendo Europa es la angustia y la preocupación por el aumento de sentimientos xenófobos y racistas, así como el pensamiento ultraconservador y fascista. Grecia ha dejado crecer un movimiento como Amanecer Dorado, al que ahora debe eliminar por la fuerza, con las consecuencias que eso pueda tener en el seno de su sociedad. Y por cierto, parece que mantuvieron contactos con defensores del fascismo español.
No estamos hablando de juegos, ni siquiera de juegos peligrosos. Esto es mucho más serio. Más populista. Más demagógico. Más irracional. Más furibundo. Y sus consecuencias más violentas y criminales.
El PP debe analizar qué ocurre en sus filas. Si se trata de jóvenes con falta de conocimiento político, necesitan mucha formación y pedagogía, mucha historia, pero no se les puede reír las gracias. Si se trata de que la extrema derecha que está agazapada en sus filas ruge y se despierta, debe frenarla; no es una cuestión de votos. El PP no puede apartarse ni un milímetro del Estado de Derecho y de las reglas democráticas; no puede dejar crecer o alentar movimientos fascistas en su seno, porque luego no los podrá frenar fácilmente. Y lo que debe de inmediato eliminar es la ambigüedad de algunos de sus cargos públicos, como el caso de la alcaldesa de Quijorna.
El PP ha ido escurriendo el bulto con temas como la recuperación de la memoria histórica o el juicio a la Dictadura de Franco con la excusa de “no molestar ni abrir viejas heridas”. Sinceramente, creo que España está siendo excesivamente benevolente con su pasado histórico, y de eso se aprovecha el PP. Pero tiene que poner un límite, aquí SÍ hay rayas rojas que no debe traspasar. Si no, luego lloraremos todos.
Rajoy debe combatir estos actos reforzando el Estado de Derecho, le pese a quien le pese, y caiga quien caiga (aunque sea tímidamente, esta semana se produce el juicio a Carlos Fabra, ¡diez años después!). El PP está pasando la peor época de su organización; no es fácil tirar de la manta ni limpiar la suciedad interna; pero haga lo que haga en su defensa, incluso aunque utilice para ello la mentira, la manipulación o la demagogia, no debe pasar la raya roja que nos hunda en el infierno.
No ha pasado tanto tiempo desde la Segunda Guerra Mundial y desde nuestra dictadura franquista para que hayamos olvidado las consecuencias. El mayor error del ser humano es no tener memoria.
Ana Noguera es miembro del Consell Valencià de Cultura
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