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Músicas de una noche de verano

El ciclo Música als parcs’ conquista 27 espacios públicos de Barcelona con conciertos de clásica y jazz durante los tres meses de verano

Los asistentes a uno de los conciertos del ciclo en el parque de la Ciutadella de Barcelona.
Los asistentes a uno de los conciertos del ciclo en el parque de la Ciutadella de Barcelona.toni ferragut

Como abejas que rodean un suculento panal de miel. La glorieta de la Cascada en el parque de la Ciutadella desapareció rodeada por la multitud de personas que asistieron a uno de los 49 conciertos gratuitos de música clásica y jazz del ciclo Música als parcs, organizado por el Área de Medio Ambiente y Servicios Urbanos de Barcelona desde principios de junio hasta finales de agosto. En esta ocasión, más de 250 personas ocuparon ávidamente cada centímetro libre del espacio alrededor del quiosco para poder entrever los rostros de Ana Rossi y Bart Barenghi, el dueto que dulcificaba el atardecer con su voz y guitarra.

Repartidos en 27 parques o jardines de Barcelona, los conciertos de Música als parcs cubren casi todos los distritos de la capital y desmitifican la creencia generalizada de que en agosto hasta las abejas abandonan la ciudad.

El regidor de Medio Ambiente, Joan Puigdollers, subraya la activa participación ciudadana en este ciclo que este año ha alcanzado la mayoría de edad. Son 18 años que el Ayuntamiento ofrece esta actividad con múltiples objetivos: dar un espacio y un público a los jóvenes estudiantes de música, poner en común los espacios verdes de la ciudad con esta disciplina y utilizar el espléndido clima barcelonés “que empuja a salir a la calle para hacer cultura de calidad, compatible con el espacio natural, y de pequeño y tranquilo formato”, asegura Puigdollers.

La iniciativa no pretende ser masiva, pero las cifras van en aumento: en 2012 asistieron casi 11.000 personas y este año parece que las diferentes citas se cerrarán con una cifra igual o incluso con más presencias. La mayoría son vecinos de los parques donde se actúa: un público más familiar sigue los conciertos de música clásica, mientras que en los de jazz se observa más afluencia juvenil. No faltan los fieles como Roser Clos y Alberto Urrea, dos conciudadanos de tercera edad que no se pierden casi ningún concierto: “Nos permite pasar un buen rato y nos obliga a salir de casa. No nos perdemos ninguno”, asegura Roser.

El presupuesto no ha sufrido variaciones en los últimos años, pese a la crisis y se mantiene en los 40.000 euros. Las 19 formaciones musicales seleccionadas —con un máximo de cuatro músicos y una edad entre los 16 y 35 años— cobran unos 170 euros por persona y hacen dos conciertos cada una en espacios diferentes.

El dueto de Rossi y Barlenghi hizo que la glorieta diera la vuelta al mundo con un repertorio de músicas folclóricas de Brasil, Venezuela, Italia, Argentina o España, todas cantadas en el idioma original.

“En los jardines de Rubió i Tudurí donde hemos actuado no había ni un bar ni nada, pero vinieron igualmente más de 120 personas, en una noche en la que, además, jugaba el Barça”, comenta Barenghi. “El concierto en el quiosco es un formato especial, se pretende buscar el contacto entre el espectador y la música”, explica Puigdollers. Faltan dos conciertos de música clásica y tres de jazz para concluir esta temporada del ciclo, además de la gran noche de cierre el 30 de agosto en el Parc Central de Nou Barris protagonizada por el saxofonista Llibert Fortuny, leyenda local para los habituales del jazz. Junto a Fortuny podrá subir al escenario cualquier músico que, cumpliendo las bases de la participación, quiera celebrar la última cita de estas músicas de una noche de verano.

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