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Marea ‘indie’ para abrir el Low Cost de Benidorm

25.000 personas invadirán diariamente el festival de música independiente hasta el domingo

Los asistentes al festival Low Cost han empezado a llegar a Benidorm.
Los asistentes al festival Low Cost han empezado a llegar a Benidorm. PEPE OLIVARES

No hay que pagar cantidades ingentes para escuchar buena música. Esta frase adquiere especial sentido en una ciudad donde no es imprescindible gastar grandes cantidades para conseguir buena diversión. El festival de música Low Cost es un sueño para Benidorm, una ciudad irremediablemente kitsch los 365 días del año y que durante este fin de semana muestra una nueva faceta: la de capital del indie. Con permiso de Benicàssim, claro. Y a su modo.

“La gente nos pide que traigamos a Muse o Arcade Fire pero no somos eso”, explica la codirectora del festival, Carolina Rodríguez. Los primeros llenan estadios con una apuesta rayana en la grandilocuencia; y los segundos, lo más indie de lo indie, graban con David Bowie o salen en portada de la revista Time. El Low Cost es otra cosa, se ha fundido con Benidorm para encontrarse: María Jesús y su acordeón se encargan de la promoción del festival en un vídeo que acaba con un delfín recitando el cartel del festival. “Estamos entre los cuatro primeros en el ranking festivalero”, presume Carolina Rodríguez, orgullosa de la gestión de los dos millones de euros de presupuesto.

Desde el jueves pasado Benidorm es una ciudad lower. Unos 25.000 festivaleros cruzarán las puertas de la ciudad deportiva de Les Foietes cada día hasta el domingo. “No es solo la ciudad del Imserso”, apunta la promotora, “es una ciudad única”. Y de extremos. Difícil pensar en un nexo de unión entre la voz delicada de Beth Gibbons, que acude con Portishead como cabeza de cartel, y el Pajaritos por aquí, pajaritos por allá de María Jesús. Todo cabe en un cartel que acoge el pop orquestado de Belle and Sebastian, la electrónica de aires punk de Crystal Castle, Two Door Cinema Club –indies con vocación de agradar a un gran público- o Glasvegas, por la parte internacional; y una variada oferta patria como Los Enemigos, Love of Lesbian, Delafé y las flores azules, Standstill o Lori Meyers. Nada desdeñable.

El público lower no es gente que gaste poco. Benidorm calcula en 10 millones de euros el impacto del festival, lo que debe hacer rabiar a Alicante, que acogió la primera edición cuando solo era un embrión del bebé que ya es hoy. La promoción de este festival urbano es principalmente nacional: el 80% de los asistentes que viene al festival son de Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia y Albacete.

Los precios son más democráticos que en otros festivales de más prestigio, pero no es un público botellonero. Rondan los 35 años, se alojan en las 70.000 plazas hoteleras de Beniyork o en los campings cinco estrellas de la ciudad de los rascacielos. Es más gente de colchón y ducha que de saco de dormir.

En cinco años el Low Cost ha encontrado su sitio en Benidorm. Allí se quedará hasta el 2020. “La gente que viene aquí se acerca al Benidorm Palace a ver un espectáculo, van a la playa, viven la ciudad”, dice Carolina Rodríguez. Ciudad y festival forman un pack. Lo kistch y lo indie. Quizás solo estos dos datos sirvan para que otros reyes del indie como The Killers, originarios de Las Vegas, pongan su ojo en la ciudad del Mediterráneo que más se parece a la ciudad estadounidense.

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Y atentos que no se descarta una sorpresa por parte de María Jesús. ¿Se imaginan que comparta canción con Beth Gibbons? En esta ciudad Bruce Springteen, The Boss, abrió su último concierto con Los Pajaritos. Todo es posible en Benidorm. Y asequible.

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