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Los subsaharianos del Poblenou se refugian en la iglesia de Sant Bernat

Los inmigrantes desalojados de una nave abandonada acusan a Trias de dejarles en la calle El Ayuntamiento de Barcelona insiste en que ofrece alojamiento a los inmigrantes

Camilo S. Baquero

Las paredes de ladrillo de la iglesia de Sant Bernat Calbó, en la rambla del Poblenou, serán hasta dentro de una semana el refugio de al menos medio centenar de los subsharianos que fueron desalojados ayer de la nave de la calle de Puigcerdà, la mayoría sin papeles. Los afectados y la asamblea que les presta ayuda decidieron entrar en el templo, previo acuerdo con el párroco, ante el supuesto incumplimiento por parte del Ayuntamiento de que ninguno de los desalojados dormiría en la calle. Desde el Consistorio aseguran que se ha ofrecido alojamiento a quien lo ha solicitado, 83 personas, según los últimos datos.

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La nave industrial, donde según los vecinos vivían y trabajaban con la chatarra unos 300 subsaharianos (153 solían pernoctar allí, señala la Cruz Roja), fue ocupada de manera masiva hace dos años. La petición de desalojo estuvo en los tribunales mucho tiempo hasta que finalmente el 19 de junio la juez ordenó desocupar la nave. La sentencia en favor de los dueños, Fincas Riana, se ejecutó ayer. Muchos de los habitantes se habían ido ya por su propio pie en los últimos días, llevándose consigo sus pertenencias y parte del metal que recolectan por la ciudad con carritos de súper. Según el Ayuntamiento, 62 personas provenientes de la nave durmieron el martes en pensiones pagadas por el Consistorio.

Sin embargo, un número indeterminado de inmigrantes se despertó ayer con el gran despliegue policial —decenas de furgonetas de los Mossos y más de un centenar de agentes— que sobre las seis de la mañana había acordonado la zona. Cuando entró la comitiva judicial halló unas 70 personas aún dentro del inmueble. En la operación no hubo incidentes.

El PSC, Iniciativa y Unitat per Barcelona consideraron desproporcionado el despliegue policial

Amadou era uno de los que, con su carro de súper cargado con tres maletas, un gran saco con bolsos de imitación y una silla, abandonaba la zona acordonada por los Mossos a eso de las 8 de la mañana. “Por lo pronto quiero salir de aquí. Dormiré donde amigos esta noche, Después veré”, manifestó. La escena se repetía constantemente. “Muchos sinpapeles han decidido irse para evitar problemas o terminar en el centro de internamiento para extranjeros”, explicó Andrés García, el abogado del colectivo.

La presencia de sinpapeles (la mitad de los habitantes de la nave) es lo que más dificulta las gestión de este drama social, que se arrastra desde hace más de un lustro. Sin arreglar su situación legal, muchos afectados no pueden acceder a los itinerarios de reinserción laboral. Miquel Esteve, Comisionado de Inmigración y Acción Social del Ayuntamiento, aseguró que el alojamiento que ayer se ofreció también iba dirigido a las personas sin permiso para estar en España. Según datos del Ayuntamiento, solo una persona de la nave ha pedido el certificado para el arraigo, uno de los pasos para regularizar la situación.

El Consistorio entregó una carpeta roja que incluía una tarjeta de metro, vales para comedores sociales y alojamiento “para el tiempo que haga falta”, según Esteve. Desde la asamblea de apoyo contradicen al Ayuntamiento y aseguran en que esta ayuda es solo por ocho días. “Esto es pan para hoy y hambre para mañana”, criticó uno de los vecinos en la improvisada reunión que se celebró después del desalojo. Muchos recordaban que el alcalde Xavier Trias (CiU) se comprometió en su día a que ninguno dormiría al raso tras el cierre de la nave.

En la zona había personas que nunca habían estado en la nave pero que en las últimas horas decidieron acercarse para intentar recibir alguna ayuda, según denunciaron miembros de la propia red de ayuda. Esteve criticó que muchos llegaron “de otros sitios de Cataluña” buscando una supuesta legalización exprés, pero se les remitió a los servicios sociales de las poblaciones de donde provenían. “Se ha producido un efecto llamada”, explicó el Comisionado. El PP criticó la gestión del problema precisamente por ese efecto de atracción. El PSC, Iniciativa y Unitat per Barcelona consideraron desproporcionado el despliegue policial.

“Solo hay un baño”

david fernández / camilo s.baquero

“Sed bienvenidos. Os dejamos esta iglesia como una ayuda a vuestra lucha por la dignidad. Os pido respeto por vuestra casa. Y solo hay un baño”. Con estas palabras Francesc Romeu, el párroco de la iglesia de Sant Bernat Calbó, les daba la bienvenida a la cincuentena de subsaharianos que hacia las dos de la tarde decidieron entrar en ella tras ser desalojados de la nave de la calle de Puigcerdà.

Sentados en los bancos, llevando con calma el calor, oían a sus compañeros y a los vecinos que les han dado apoyo en los últimos meses. Al lado de los confesionarios, una veintena de carros de súper contenían sus pertenencias. Por orden judicial, el Ayuntamiento tiene que guardarles las pertenencias, pero no la chatarra, porque “se desconoce su procedencia”.

La imagen recordaba mucho al encierro de 47 días de 700 inmigrantes en la iglesia del Pi en febrero de 2001. De hecho, en Sant Bernat también estaban ayer Norma Falcó y Enrique Mosquera, dos de los líderes de aquella cruzada.

“A la gente les han dado un papel para la pensión. Una vez allí, los dueños de negocio no sabían nada del plan”, denunció Kheraba, uno de los afectados.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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