Una Nina de gafas rosas

Veníamos al Lara (que anoche no se llenó) a escuchar Pour une âme souvraine, el tributo a Nina Simone, pero Me’Shell Ndegéocello prefirió abrir con una versión etérea y necesariamente psicodélica de Tomorrow never knows. "Mañana nunca se sabe es un título más acorde con los tiempos”, argumentó la ahora vecina neoyorquina sobre el bautismo lisérgico de los Beatles.

Una pieza de un solo acorde, igual que See line woman, ya del repertorio de la “suma sacerdotisa del soul”, que llegaría media hora más tarde. Ndegéocello (premio para quien escriba bien el nombre) se esconde tras unas gafas negras de moldura rosa, ejemplo de que no pretende remedar a la de Carolina del Norte, sino recrearla bajo su prisma.

Me’Shell es una bajista espléndida, aún bajo el magisterio de Jaco Pastorius, y los teclados, tímidos y sugerentes, también remiten a los setenta. El guitarrista Chris Bruce es más impredecible, de la reverberación al aire acústico con el que Real real suena a Norah Jones. No es raro: Norah y Me’Shell confluyen en Turn me on, balada sencilla y conmovedora, que ayer sonó dolorida, bellísima.