El Gobierno central ve un obstáculo menos

La política se adapta rápidamente a cualquier circunstancia. El Gobierno central y el PP, en público, extremaron la cautela ante la imputación de Oriol Pujol. El portavoz parlamentario del PP, Alfonso Alonso, mostró incluso su respeto por su decisión de no dejar el escaño. Sin embargo, en privado, tanto los miembros del Gobierno como del PP consultados coincidían ayer: creen que la dimisión de Oriol Pujol, que pasa a un segundo plano, es una muy buena noticia para los intereses del Ejecutivo.

Pujol es el máximo representante, al menos a los ojos del PP, del ala más soberanista de Convergència, precisamente la que más tira de Artur Mas hacia esa posición. El Gobierno, a través de su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y de su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, trata de preparar el terreno para un nuevo clima con la Generalitat. Y la desaparición de escena de Pujol es un obstáculo menos para ese nuevo ambiente, según este análisis.

Nadie en el Gobierno ni el PP se hace ilusiones. Creen que Mas, que necesita los votos de ERC y ha hecho una apuesta muy fuerte a favor de la consulta soberanista en 2014, no va a dar un giro de 180 grados y renunciar a ella. Pero los consultados sí creen que la Generalitat, con una situación financiera insostenible, busca una forma de reconducir la relación. Y el Ejecutivo, que quiere huír de la imagen de un conflicto independentista en plena crisis económica, está dispuesto a ayudar a ese cambio de rumbo. La salida de escena de Pujol, en ese contexto, es un buen dato más. La reunión Rajoy-Mas está cada vez más cerca, aseguran estas fuentes.