Fiesta en el Vendrell por una Copa
La localidad celebra el éxito del equipo campeón de la Copa en Oviedo
Hay fiesta grande hoy en el Vendrell. La localidad celebra con los honores que se merece el éxito del equipo de hockey patines, que el domingo se proclamó por primera vez en la historia campeón de Copa, después de derrotar al Vilanova, al Barcelona y al Reus. Tres victorias que premian la gestión bien hecha de un club que solo lleva tres temporadas en la máxima categoría. A veces la buena gestión, la optimización de recursos económicos y técnicos, tiene su recompensa frente a colosos con mayor presupuesto y plantel. A corto plazo, en situaciones de máxima tensión, en partidos de ida y vuelta, aumenta la opción de sorpresa. Así pasó en Oviedo.
El capitán Óscar Ruiz miraba con un punto de escepticismo hacia su banquillo, dónde su entrenador, Guillem Cabestany, soltaba una perorata en un intento de rearmar al CE Vendrell. Joan Salvat acababa de remachar lo que parecía el resultado definitivo: 3-1 para el Reus a falta de apenas seis minutos. Fue entonces, cuando el arrojo de Xavi Costa, declarado mejor jugador de la fase final, acabó con las dudas y abonó las tesis de su técnico: marcó dos goles que desataron la euforia de la decena de seguidores del Vendrell desplazados a Oviedo: 3-3. Más allá del gol de oro de Barroso, que sentenció el título en la prórroga, al Vendrell se le puso cara de campeón con los tantos de Costa.
A veces la buena gestión, la optimización de recursos económicos y técnicos, tiene su recompensa frente a colosos con mayor presupuesto
Llegó como cenicienta y se marchó como matagigantes. Los del Penedés probaron ser el conjunto más inteligente, exhibiendo el amplio repertorio que dominan. En la final y la semifinal mostraron arrestos de sobras para batirse en un intercambio de golpes, escaramuzas que el FC Barcelona -al que doblegó por 3-7- y el Reus Deportiu replican al grito de “defenderse es de cobardes”, o eso parece. Aun así, su maleabilidad le permitió plantear esos correcalles con distinto cariz. En el careo con los azulgrana, Costa y Selva evitaron el encontronazo con los defensas del rival, Marc Gual y Reinaldo García, ambos grandes patinadores, los dos cañoneros. De esa forma, no ponían al cancerbero Molina a resguardo de sus obuses, pero no le nublaban la vista ni facilitaban que, en una buena acometida, los azulgrana les sobrepasaran y jugasen con la superioridad que aporta Álvarez en el área. Paradójicamente, no fue gracias a los espacios buscados que se aventajó el Vendrell, no siempre. Jugó con paciencia y ahínco, y en eso consistió el grueso de su machada. Cuando se quiso dar cuenta, el equipo de Gaby Cairo ya se había atragantado con cuatro goles.
El domingo fue distinto. La preciosista final que se vivió se debe en gran medida a la lectura del campeón y al hecho que el Reus carece (por voluntad propia o no) de delantero puro. Ahí, sin riego de quedar-se en inferioridad, el choque no deparó más goles porque bajo palos estaban Molina, excelso toda la temporada, y una leyenda del hockey sobre patines como es Guillem Trabal. El marcador final ya se sabe; el mérito del subcampeón también: apeó al HC Liceo, defensor del cetro continental por segundo año consecutivo y candidato a todo lo que encuentre por delante. La media de edad de los pupilos de Alejandro Domínguez -22 años- dará muchas alegrías al plantel rojo y negro.
Pero no se entiende la gloria de los jugadores del Vendrell sin el cruce de cuartos en que descerrajaron al CP Vilanova. A priori no era un hueso, ni mucho menos, a tenor de la errática temporada del rival --noveno en liga y sin el derrotero fijo de anteriores campañas. Sin embargo, la defensa en zona planteada por Del Riu amilanó inicialmente a los postreros campeones, que se vieron hasta dos veces superados en el electrónico. El paso de los minutos despertó al Vendrell y a partir de entonces asedió la portería de De Moya. La raza de Xavi Costa, la firmeza de Barroso y el buen hacer de Albesa rubricaron una remontada ya de por sí histórica, puesto que era la primera vez que se metían en semifinales. Fue llegar y besar el santo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.