_
_
_
_

En busca de la imagen positiva

El presidente del Consell incluye en su agenda visitas a pymes de éxito Presume de trasladar a los embajadores una visión dulce

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, durante su visita a la empresa Quesos de Catí.
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, durante su visita a la empresa Quesos de Catí.

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha conseguido imprimir su propio perfil a la agenda oficial. Asfixiado por los escándalos de corrupción que afectan al PP y la falta de capacidad financiera para hacer frente a los impagos, que alcanzan cifras millonarias, Fabra se ha esforzado por conseguir asociar su imagen a la de las empresas solventes en estos tiempos de crisis.

El año pasado, Fabra realizó un total de 37 visitas a distintas empresas y en lo que llevamos de año ya ha superado la docena, lo que hace suponer que pulverizará fácilmente el récord.

“Antes no se había hecho”, afirma el consejero de Economía, Máximo Buch, que explica que Fabra visita empresas como ningún otro presidente de la Generalitat. “Se eligen empresas modélicas”, explica Buch, “los consejeros realizan la propuesta a Presidencia y allí deciden las visitas más adecuadas”. Si el presidente no acude a visitar una empresa, hay otras tres opciones en función del interés de la empresa: el consejero, el secretario autonómico o el director general.

“Es verdad que en el último medio año el presidente ha querido conocer el funcionamiento de las empresas y la economía real”, admite una fuente de Presidencia, “Se quiere visualizar que son empresas de éxito”. Las visitas a las empresas se completan con la presencia en ferias como Fitur, Cevisama o certámenes agroalimentarios y frecuentes reuniones con organizaciones empresariales de distinto signo.

La agenda institucional de Fabra se ha convertido en argumento político. El propio Fabra ha contrapuesto sus esfuerzos por dar una imagen positiva a las críticas de la oposición que, según él, solo contribuyen a deteriorar aún más la imagen de la Comunidad Valenciana.

Sin embargo, el descrédito, como recuerdan diariamente el PSPV, Compromís y Esquerra Unida, se concentra fundamentalmente en el Grupo Popular de las Cortes Valencianas y en la gestión realizada por los populares en sus 18 años de gobierno.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Esta es otra de las características de la agenda oficial de Fabra, su escasa afición a acudir a los debates parlamentarios más allá de lo inevitable. El pasado jueves 21 el presidente acudió a la Cámara tras más de dos meses de ausencia. Un largo paréntesis en el que el jefe del Consell ha eludido explicar en el Parlamento el escándalo que provocó la dimisión de José Manuel Vela como consejero de Hacienda y la amplia remodelación realizada en su Gobierno, así como acudir a las primeras comparecencias ante la Cámara de los nuevos consejeros.

Y es que, en el rifirrafe político con la oposición parlamentaria —y con una bancada trufada de imputados— el presidente tiene pocas posibilidades de lanzar un mensaje en positivo sin salir salpicado por los escándalos.

Por esta razón, Fabra propuso en su discurso de Año Nuevo un pacto para mejorar la imagen de la Comunidad Valenciana. Una iniciativa que Presidencia gestiona con cautela y que se ha iniciado con interlocutores sociales muy receptivos, como las organizaciones empresariales.

Otro de los rasgos del diseño de la agenda pública del jefe del Consell son las audiencias a los embajadores acreditados en España. Fabra se ha reunido ya con un total de 20 diplomáticos, el último el de Kazajstán, Bakyt Dyussenbayev, el pasado viernes en el Palau de la Generalitat.

El propio jefe del Consell asegura que estas audiencias forman parte de su esfuerzo “por mejorar la imagen y dar a conocer los valores positivos de la Comunidad Valenciana” e incentivar posibles inversiones extranjeras en el territorio valenciano.

La agenda del jefe del Ejecutivo autonómico también se caracteriza por su querencia hacia los municipios pequeños, donde las preguntas incómodas son menos frecuentes, y el reducido contacto con colectivos del denominado tercer sector, relacionado con las políticas de bienestar social.

Ello se explica, fundamentalmente, por el malestar existente en colectivos de discapacitados, residencias de ancianos, entidades sin ánimo de lucro y otras organizaciones vinculadas a las políticas sociales, que acumulan importantes retrasos en el cobro de las subvenciones. Una tarea que el jefe del Consell ha delegado en su nueva consejera de Bienestar Social, Asunción Sánchez-Zaplana, encargada de apaciguar las aguas.

De momento, Fabra ha dotado de un perfil propio su agenda pública en un intento de construir una imagen alejada de sus antecesores. Ahora solo falta que los juzgados y la crisis económica se lo permitan.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_