El gol llega desde la banda

“Rompí un ventanal”, recuerda Cristian Stuani (Canelones, Uruguay; 1986); “tenía nueve años y, jugando a meter goles, rompí un enorme ventanal. Poco después, mis padres querían matarme porque acababan de remodelar la casa”. A buen seguro que a Stuani se le pasaron las ganas de chutar sobre la vidriera, pero el incidente no le restó el hambre de gol, delantero centro por definición hasta la llegada del técnico Aguirre al Espanyol.

Stuani, fichado para ser el ariete de un equipo que desde la salida de Osvaldo se había quedado huérfano de gol, fue el último en arribar este verano. Tenía un precontrato firmado con el Deportivo, pero Ramón Planes, el entonces director deportivo del Espanyol, le sopló el goleador al conjunto gallego. Bajo de forma y sin suerte de cara a la portería, el joven Longo le ganó la partida por el 9. La llegada de Aguirre, sin embargo, vislumbraba cambios para Stuani; en los dos primeros partidos con el mexicano, recuperó protagonismo y se atornilló como delantero centro. Pero Aguirre tenía otros planes: quería velocidad y jugar al espacio, y para esa función, entendía, el ideal era Sergio García. Por lo que el uruguayo volvió al banquillo. Pero por poco tiempo.

“No nos da tanta profundidad por la banda como la que puede dar Simão por la izquierda, pero aporta mucho al cerrarse y entrar al área como punta”, asegura Verdú

Llegó, precisamente, el Depor a Cornellà y Stuani entró en el segundo tiempo para jugar por la banda derecha. Algo inédito. “Nunca había jugado en otra posición que no fuera la de delantero”, aclara. Un cambio, en cualquier caso, que no afectó a su puntería; autografió el segundo gol (2-0). “No sé por qué lo puse ahí”, confesó en broma Aguirre tras el duelo; “bueno, sí. Me llamó Alfredo Tena —segundo entrenador— y me dijo de ponerlo de extremo porque nos ayudaría a en el juego aéreo. Realizó un gran trabajo, ganó los balones por arriba, los bajó y ayudó a defender”. Y Stuani ya no perdió el sitio. “Aprendió los movimientos ofensivos y defensivos muy rápido”, le elogia Víctor Sánchez. Y abunda Javi López: “Cuando le indicas que se cierre o que estire el campo, hace caso. Nos complementamos bien”.

“No nos da tanta profundidad por la banda como la que puede dar Simão por la izquierda, pero aporta mucho al cerrarse y entrar al área como punta”, asegura Verdú. “Lo más importante es poner actitud y tener recorrido. Me encuentro bien, aportando al equipo. Y estamos ganando, que es lo importante”, añade El Zorro, como le llama parte de la grada por su máscara —se rompió el pómulo—, que pronto pasará a mejor vida.

Cuando el juego transcurre por el sector derecho, la función de Stuani es posicional, pero cuando va por el izquierdo, deja la banda y se mete en su casa: el área. Así marcó en los últimos dos partidos —ante el Levante y el Athletic—, lo que le vale ser el segundo goleador del equipo, con cuatro dianas, solo por detrás de las siete de Verdú.

“Aguirre me pide que esté siempre bien posicionado, sacrificio a la hora de defender y que cuando robamos el balón, intente ser una opción más en la salida del balón para el equipo”, explica Stuani sobre su nueva función, en la que también aporta como asistente, como esa bandeja de gol contra el Celta para Sergio Garcia. “Al haber jugado toda la vida de 9, a la hora de centrar tengo la ventaja de saber exactamente dónde la quiere el delantero”.

Desde la llega de Aguirre al Espanyol, casi todo lo que toca el mexicano funciona. La apuesta de Stuani por el ala derecha parecía arriesgada, pero el otrora ariete encajó a la perfección y trae el gol desde la banda.