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El Supremo ordena otra sentencia para un absuelto del ‘caso Marta’

El alto tribunal aumenta la pena para Carcaño por asesinar a la joven sevillana

Javier Martín-Arroyo

El caso sobre la desaparición de la joven Marta del Castillo está lejos de cerrarse dado que el cadáver nunca apareció y las incógnitas en torno al crimen son numerosas, pero desde ayer los flecos judiciales son cada vez menos. La sentencia del Tribunal Supremo se ha retrasado durante las últimas semanas, lo que da idea del debate jurídico que ha suscitado entre los magistrados este caso, que causó una fuerte conmoción en 2009. Por fin el alto tribunal notificará previsiblemente hoy a las partes el fallo sobre el caso, que cuenta con dos votos discrepantes, y que ratifica el grueso de la sentencia impuesta por la Audiencia de Sevilla, aunque con dos relevantes matices. La Audiencia de Sevilla condenó a Miguel Carcaño por asesinato y absolvió a su hermano, Javier Delgado; la novia de este, María García; y el amigo de la víctima, Samuel Benítez, por cooperar, supuestamente, en la desaparición de la chica.

La primera discrepancia del Supremo, que rechaza la repetición del juicio, como habían pedido la fiscalía y la familia de Marta, se refiere a Samuel Benítez. El alto tribunal ordena a la Audiencia repetir la parte de la sentencia sobre Benítez, que fue procesado por encubrimiento. La decisión implica revisar los argumentos que motivaron su absolución, por lo que esto puede suponer una imprevista condena para Benítez, o sencillamente una explicación con mayor desarrollo jurídico para justificar su absolución. Benítez hizo una primera declaración autoinculpatoria ante la policía, que no fue tenida en cuenta por el tribunal sevillano.

El segundo aspecto llamativo de la sentencia del Supremo es el aumento de la pena impuesta para Miguel Carcaño, condenado por asesinato a 20 años de cárcel. La condena pasaría a ser de 22 años, según avanzó ayer La Razón. El tribunal considera que Carcaño debe ser condenado por un delito contra la integridad moral, dado el sufrimiento “especialmente duro que supusieron para la familia” sus actos, según fuentes del caso. El dolor que afrontó la familia de Marta se multiplicó por las seis versiones distintas que Carcaño ofreció del crimen durante la instrucción, y sobre todo por la ocultación del cuerpo de la joven, cuyo responsable principal es Carcaño.

El Supremo ha tenido en cuenta este sufrimiento añadido y da la razón a la petición de la fiscalía y la familia de la víctima, que reclamaron su condena por ese delito contra la integridad moral. Eso sí, el Supremo ignora la petición sobre los dos delitos de agresión sexual y profanación de cadáveres que requería el ministerio público. El menor Javier G., El Cuco, fue condenado como encubridor del crimen, que supuestamente presenció y ocultó durante semanas.

La decisión para que la sentencia sea revisada respecto a Benítez es peliaguda. “La sentencia es un todo. Es muy difícil tocar una pieza sin tocar todas las demás”, reflexionaban ayer fuentes del caso sobre la dificultad de aclarar el papel de Benítez sin que se vean alterados el relato de hechos probados y las condenas y absoluciones de los otros tres procesados.

En el juicio, la acusación contra Benítez planteó serias dudas, ya que un policía declaró que no había evidencias científicas que le situaran en la escena del crimen, al margen de su declaración policial en la que se autoinculpó. Los jueces advirtieron antes de absolverle la justificación para condenarle, a pesar de que la decisión era impopular: “La destrucción de la presunción de inocencia del acusado solamente podrá ser declarada a través de un juicio lógico e intelectual, que no emocional; a través de un análisis racional de las pruebas”.

Respecto al papel de Benítez, la sentencia señalaba que no se podía dar por seguro que estuviera en el lugar del crimen a la hora en que este se produjo.

“Ni un solo dato objetivo corrobora mínimamente el contenido incriminatorio de las declaraciones” de Samuel, añadieron los magistrados de Sevilla.

La sentencia de la Audiencia fijó que Carcaño golpeó a Marta con un cenicero durante una discusión “por razones de la relación sentimental que mantuvieron en su día”. Más tarde ocultó el cuerpo en un lugar desconocido con la ayuda de El Cuco y “de al menos un tercero desconocido”. La sentencia se basó en pruebas “meramente indiciarias”, según reconocieron los jueces.

La fiscalía estimaba que había pruebas para condenar al hermano de Carcaño a ocho años de cárcel por encubrimiento, amenazas y un delito contra la integridad moral; así como para condenar a García y Benítez a cinco años de prisión por encubrimiento y un delito contra la integridad moral. Pero la Audiencia discrepaba y les absolvió. Ahora el Supremo ratifica la absolución de Delgado y su pareja, y para Benítez deja margen de maniobra para matizar su absolución o condena.

Esta decisión ha causado división entre los cinco magistrados que componen la Sala. De hecho, solo tres jueces suscriben la sentencia y dos presentarán un voto particular, uno de los cuales aún no había sido culminado ayer, informó Efe. En la vista de los recursos, celebrada el pasado 7 de noviembre, tanto el fiscal como el abogado de la familia pidieron que se vuelva a juzgar a los tres presuntos cómplices de Carcaño para que sean condenados por ayudarle a deshacerse del cadáver de la joven.

Las defensas de los tres procesados elogiaron la “razonabilidad” de la sentencia, que para la fiscalía y la familia de la víctima era “incoherente y absurda”. Uno de los puntos fundamentales para la familia de la menor asesinada es que considera que el juicio debió haberse celebrado de manera conjunta para El Cuco y el resto de acusados adultos, a pesar de que la jurisdicción del menor obligaba a realizar dos procesos por separado.

Mientras, el abuelo de la menor, José Antonio Casanueva, lamentó ayer que la familia siga “fatal” de ánimos por estos días de “estrés y ansiedad”, y volvió a pedir a los implicados que revelen dónde está el cuerpo de su nieta. “Lo único importante para mi familia es conocer el paradero de Marta, solo así terminaríamos con este juicio”, zanjó.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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