Remodelar la remodelación

Tras la remodelación del Consell, el 21 de diciembre, se aprobó el nuevo reglamento orgánico y funcional de la Consejería de Hacienda y Administración Pública y se publicó el 24 de ese mes en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana(DOCV). Un mes después, el pasado 25 de enero, otro decreto, publicado este martes, ha modificado aquel reglamento porque la estructura del departamento que dirige Juan Carlos Moragues “precisa determinadas adecuaciones en diversos ámbitos de la consejería en en aras de obtener una mayor optimización de recursos e infraestructuras administrativas disponibles”.

Las remodelación de la remodelación afecta a las competencias de informática, a la creación de la estructura que gestionará “asuntos comunes” de las consejerías que ocuparán en breve el complejo 9 d'Octubre, a la modificación de funciones del Instituto Valenciano de Finanzas y a “la creación de la dirección general de la Intervención como necesario vínculo de comunicación entre la Intervención General con el resto de unidades ante competencias recientemente asumidas”.

“Dieron en su momento rango de secretario autonómico al interventor general”, resume el diputado socialista en las Cortes Valencianas Rafael Rubio, “y ahora crean una dirección general de la que dependen los cuatro viceinterventores generales”. ¿Qué sentido tiene?”. Rubio recuerda que, aunque Alberto Fabra prescindió en el nuevo Consell de dos consejeros y sus respectivos subsecretarios, secretarios generales, jefes de gabinete y jefes de prensa, el número de altos cargos ha aumentado en la nueva estructura del Consell. Además, ahora, en lugar de 56 directores generales, como había en el anterior, hay 57. El nuevo reglamento de Hacienda también crea dos jefaturas de servicio nuevas (con lo que, en lugar de 389 pasan a ser 391). Los jefes de servicio son funcionarios pero el Consell modificó el sistema para poder nombrarlos como al personal de confianza.

“Un decreto cambia el reglamento orgánico aprobado hace un mes”, añade Rubio. “Lo que hace palpable el desorden de la remodelación.