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crítica | clasica
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Por las verdes colinas y las altas montañas

Bychkov entusiasma con su 'Sinfonía Alpina' y su colaboración con las hermanas Labèque

Tiene un carácter caprichoso, en su enfoque multidisciplinar, el ciclo Las noches del Real, actividad complementaria al núcleo operístico del coliseo de la plaza de Oriente. La presencia de Bychkov con las hermanas Labèque venía después del magnífico recital de flamenco de Cañizares y su grupo el mes pasado, y entre lo próximo el abanico de propuestas se extiende desde la mezzosoprano Joyce DiDonato al pianista Maurizio Pollini. Es, qué duda cabe, una programación atractiva en su diversidad.

Bychkov afrontó, con la Sinfónica de Madrid, nada menos que la Sinfonía Alpina, de Richard Strauss, una obra compleja en la orquestación y erizada de dificultades en su trazado. El director ruso ya había trabajado con la orquesta a comienzos de la pasada temporada en la ópera Elektra, de Strauss, con el montaje de Anselm Kiefer. Entonces salió más que airoso del desafío artístico. Ahora, también. Bychkov posee una gran capacidad de comunicación con los músicos gracias a una componente en cierto modo didáctica en su manera de plantear las obras que acomete. Además no se anda con florituras. Su mensaje es claro, sin adornos superfluos, subrayando lo fundamental. La orquesta respondió con una actuación brillante y, a la vez, sobria. Hubo tensión, continuidad en el equilibrio del discurso, contrastes, sí, pero todo ello con un sello de humildad, tratándose de una obra tan de “alta montaña” como ésta. Un detalle: ¿Se fijaron en la intensidad con la que los músicos de la orquesta aplaudieron a su director ocasional? Estos gestos no se producen casi nunca por casualidad.

LAS NOCHES DEL REAL

Sinfónica de Madrid. Director musical: Semyon Bichkov. Pianos: Katia y Marielle Labèque. Mozart: Concierto en Mi bemol mayor, K 365. Strauss: Sinfonía Alpina, opus 64. Teatro Real, 26 de enero.

Antes, y como clima preparatorio a la ascensión sinfónica, se interpretó, en atmósfera de verdes colinas, el bellísimo concierto para dos pianos número 10 de Mozart, con las hermanas Labèque. Orquesta y director pasaron más a segundo plano por el protagonismo de las pianistas. Y ellas se desenvolvieron a su aire. Con libertad, espontaneidad, alegría. Es su manera de tocar. Los amantes de la precisión disfrutaron seguramente menos que en la segunda parte del concierto. En la combinación de dos estilos interpretativos para Mozart y Strauss transcurrió la agradable tarde musical. Perdón, la noche. Que estamos en el Real.

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