“Vendetta” tras destapar una mafia
ONG y partidos arropan a una sindicalista imputada y “perseguida” por la policía tras descubrir una trama de explotación de extranjeros que salpica a “poderosos”
Laura Bugalho lleva 21 años asistiendo a inmigrantes indefensos y expuestos a caer en manos de mafias y empresarios sin escrúpulos. El 26 de mayo de 2009 agentes de la policía nacional la abordaron en su puesto de trabajo en la CIG y se la llevaron detenida. La acusaban de falsear documentación para regularizar a los extranjeros a los que ayudaba. El caso fue archivado pero la fiscalía logró que la juez lo reabriera. Ayer, en el juzgado de Santiago al que acudió a declarar, ni el ministerio público ni la policía que la acusa se presentaron, relata ella. A las puertas, representantes de ONG, colectivos culturales, sindicatos y partidos clamaban contra lo que Bugalho considera “una vendetta”. Y es que justo antes de ser arrestada, esta mujer se había convertido en una persona incómoda para policías y empresarios presuntamente corruptos.
Las denuncias presentadas por Bugalho desde diciembre de 2007 hicieron estallar en febrero de 2009 la Operación Peregrino, que investiga una supuesta trama de explotación laboral de inmigrantes sin papeles en la que están imputados al menos empresarios y un sindicalista de CCOO y que salpica a mandos y funcionarios de Extranjería, a “gente con mucho poder”. Bugalho acompañó a las 57 víctimas a poner la denuncia, a la que luego se adhirieron otros 18 extranjeros. Según sus testimonios, la trama les cobraba 10.000 euros por conseguirles un visado y un trabajo con bajos salarios y alojamientos infrahumanos. “Uno de ellos trabajaba en una granja y dormía en las cortes de las vacas”, recuerda Bugalho sobre un caso que sigue en fase de instrucción judicial.
La sindicalista está convencida de que la causa contra ella es una venganza de los implicados en la trama. Siete días antes de ser detenida, con el caso Peregrino ya al descubierto, Bugalho, en compañía de unos vecinos, denunció la presencia de unos extraños en la casa de sus padres, un asalto nunca esclarecido. “En la policía de A Coruña ya me advirtieron que venían a por mí”, afirma. Esta activista, que en 2011 recibió el Premio Nicolás Salmerón de Derechos Humanos patrocinado por el Ministerio de Cultura, se siente “perseguida” por la policía nacional y está harta de que los agentes la paren por la calle para pedirle la documentación. Aún recuerda las palabras que le disparó un mando de Extranjería cuando fue arrestada: “Laura, por fin te cogí”.
Alternativa Galega de Esquerda (AGE) sostiene que Bugalho se enfrenta a “una acusación injusta por ayudar a gente sin papeles a obtener padrones, analíticas médicas o avales” y pide el archivo del caso. El Foro Galego da Inmigración tacha de “lamentable” la actuación judicial contra la sindicalista y rechaza la “fuerte persecución policial” que sufren los inmigrantes. Bugalho ha rechazado una rebaja de pena a cambio de declararse culpable. Prefiere ir a juicio: “Soy inocente. No voy a confesar lo que no he hecho”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.